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El día no había sido magnífico, las luchas desde hace un tiempo se habían vuelto simplemente en encuentros aburridos, estaba cansado de ser el más fuerte y no tener con quién relacionarse, no habia nada que le quitara esa sensación.

Era el Alfa más fuerte de su clan a la edad de 15 años, no había ningún guerrero que le venciera en artes marciales, tiro al arco o cualquier competencia. Era simplemente el mejor, se reía de serlo, le causaba satisfacción, pero después de un tiempo sin una pelea con un contrincante fuerte lo estaba deprimiendo.

Dejando de lado cualquier actividad donde mostrara su magnificencia, no había ninguna otra cosa que le gustara. No tenía amigos, hobbies, o alguna posible pareja. A pesar de ser un Alfa dominante, único heredero de su clan y el más fuerte de su generación, se había negado rotundamente cuando quisieron emparejarlo con un Omega que no era de su agrado. Esperaba su destino, algo cliché que le decían las madres a sus hijos, pero siendo él un ganador en la vida, quería experimentar la magia del lazo entre los lobos al encontrarse por primera vez.

Iba caminando por el patio interior de la mansión y un ruido de muchedumbre lo distrajo. Había recordado entonces que ese día iba de visita los delegados del clan Itadori para cerrar un trato que llevaban más de cinco meses en conversación. El clan Itadori quería comercializar en el territorio Gojo, era una excelente oportunidad para expandir su poder.

Para Satoru, el clan Itadori era fuerte, pero no tan fuerte como el clan dónde había nacido. Estaba seguro que si iban a una guerra, el clan Gojo ganaría con creces.

En el montón de gente que vió, pudo ver un pequeño enmedio de todos, tomado de la mano de su padre. Caminando hacia la sala de visitas, donde su abuelo estaría esperando.

Las miradas se cruzaron y Satoru sintió un flechazo instantáneo, un deseo de poseer al dueño de esos hermosos ojos gris oscuro. El joven iba vestido con un kimono negro con flores pequeñas bordadas, una horquilla con la misma flor en su cabello y bajo sus ojos unas marcas negras lo adornaban. Satoru quedó absolutamente fascinado con tal belleza.

El chico asintió, saludando informalmente al chico peli blanco que vió, sonrió ligeramente y siguió caminando junto a su padre.

Satoru corrió hacia la sala de visitas antes que los invitados llegaran. Su abuelo esperaba en calma y se sorprendió al verlo allí.

—¡Viejo, acepta cualquier petición! —exclamó sonriendo con éxtasis.

Quería a ese chico de dulce mirada, su lobo rasgaba y gruñía por poseerlo. Ambos lo necesitaban, y lo tendría por cualquier medio.

—¿De qué hablas, Satoru? Cuida tus modales, hay visitantes hoy —gruñó con molestia, acostumbrado a la actitud atrevida de su nieto.

—La petición del clan Itadori, y déjame cerrar el trato.

El patriarca frunció el ceño, Satoru no había mostrado ningún interés en el negocio con el clan Itadori, cuando se lo propuso se negó totalmente, fue poco entusiasta cuando le planteó la idea.

—Te negaste antes, ¿Cuál es tu interés ahora?

—El chico que viene con ellos, ¿Quién es?

El patriarca sonrió. Que fortuna le traería del clan Itadori, tal parece que no solo ganarían dinero con esta transacción, un matrimonio era lo que necesitaban en ese momento. Estaba harto de que su terco nieto se negara a contraer nupcias, y que destruyera la mitad de la mansión en cuanto le mencionara algo al respecto.

A ese paso se estaba rindiendo a siquiera verlo casarse, solo quería un heredero para el clan, ya no le importaba si la madre del niño era de la clase social más baja, pero Satoru tenía que fecundar luego y expandir sus genes superiores.

Usurpar |•GoYuu•| Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora