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Había pasado un día desde que el Omega se había separado de Satoru. Había salido corriendo de la habitación cuando comenzó a sentir un calor extraño escapar desde sus entrañas.

No había dejado de pensar en el abrazo, en el momento tan íntimo que tuvieron. Apenas durmió esa noche por toda la emoción que sentía, bajo las sábanas solo se podía acurrucar en el aroma amaderado y cítrico que su ropa y cuerpo habían logrado almacenar. Luego de correr de la habitación de Satoru, se dirigió a su cuarto, no quería que nadie le quitara el aroma del Alfa ésta vez. Pondría toda esa ropa en su nido y así nadie podría quitárselo, ni siquiera sus padres. Luego de eso no salió a cenar y solo permaneció en su cuarto pensando en Satoru.

Aún podía escuchar los ronroneos que daba cuando le acariciaba el cabello y los fuertes brazos sobre su cuerpo. Aquella mirada tan anhelante que Satoru le regalaba y las palabras tan sinceras que decía.

Aún era pequeño y no entendía del todo que era amar, pero tenía claro que Satoru le gustaba. Su lobo no había dejado que aullar, le decía que quería ir con él y acurrucarse, él lo detenía en cada oportunidad.

A la mañana siguiente se aseguró que nadie entrara a su habitación, ordenó a los sirvientes que desde ahora el haría el aseo en su habitación. Los sirvientes comprendieron y sin preguntas acataron su orden.

Caminó hacia la habitación donde almuerzan y se sorprendió de no ver a Satoru en el camino, siempre lo encontraba para llegar juntos a comer. Estaba algo desilusionado, pero siguió  hacia el comedor. En la habitación no se encontraba, estaba solo su familia y sus amigos que lo invitaron a sentarse.

Miró a su padre en busca de respuestas, no entendía porque Satoru no estaba.

—Papá —susurró cerca de su padre Alfa. —¿Dónde está Satoru-san?

—Buenas tardes para ti también, cachorro —sonrió con tristeza. —el heredero tendrá unos días libres antes de la fiesta, tiene un par de cosas que hacer. Se fué ayer por la noche.

Yuji frunció el ceño, dejando de lado el descontento de su padre, estaba enfadado porque el Alfa no le había dicho adiós. Ahora él y su lobo estaban tristes porque no lo verían hasta nuevo aviso.

[...]

Satoru estaba en una habitación a oscuras, mientras jadeaba y se apretaba el pecho. Yuji había hecho que su rut se adelantara, el Omega no había controlado sus feromonas y había llenado su estadía de ellas, había hecho uso de toda su voluntad para llegar con su suegro y pedirle ayuda. No podía estar en celo con su Omega cerca, en un descuido lo buscaría, marcaría y anudaria.

Había decidido no tocarse, si lo hacía pensaría en Yuji y no podía, no quería ensuciar la imagen de su inocente Omega. Aún era muy pequeño y estaba mal.

A pesar de tomar supresores, no habían hecho efecto pues el rut estaba demasiado avanzado. Tendría que suplicar que se acabara antes de la fiesta de Yuji, no podía plantarle así.

Estaba sufriendo por el dolor en su zona baja y sus colmillos necesitaban morder algo, su brazo estaba sangrando por haberse mordido en un ataque que no pudo controlar. Solo quería que pasara rápido para poder ir con Yuji. Ni siquiera había pronunciado su nombre, si lo hacía querría tocarse.

—Ahh...

[...]

El fin de semana había llegado y por fin los preparativos de la fiesta habían terminado. Los invitados que se iban a hospedar en la mansión habían llegado y una noche antes de la gran festividad habían disfrutado de un banquete.

Usurpar |•GoYuu•| Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora