III

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Habían pasado los días y los delegados del clan Itadori habían vuelto a su territorio. Los sirvientes y el propio patriarca del clan Gojo ya no daban más con el humor de Satoru.

Les gruñía y destruía cosas cada ciertas horas, el patriarca estaba calculando cuánto gastarían en remodelaciones por culpa de su nieto.

Satoru no podía evitarlo. Estaba enfadado de no haber logrado que su Omega se quedara con él. Su lobo solo quería salir corriendo a buscarlo, marcarlo y embarazarlo para no dejarlo ir nunca. Satoru había tratado de convencer al padre de Yuji de quedarse una semana más, pero tal parece que el que volviera con un aroma ajeno no le habías gustado para nada.

Había estado enviando cartas cada cuatro días a Yuji, ahora intercambiaban correspondencia. También habia enviado cartas al patriarca del clan Itadori para actualizar las noticias sobre el matrimonio, no se iba a rendir y les daría el maldito territorio Gojo si eso significaba que le dejarían desposar a Yuji.

Habían pasado más de dos meses desde que vió a Yuji por última vez y varias veces había sido detenido por su abuelo de correr al territorio de su Omega. No estaba pensando con claridad, no solo podía meterse en problemas él, afectando a la decisión de él matrimonio con Yuji, si no que podría iniciar una guerra entre ambos clanes por invadir el territorio sin invitación y eso sería algo que absolutamente le negaria una oportunidad con el Omega.

Estaba observando por enecima vez ese día su colección de Yuji cuando un sirviente lo sacó de su ensoñación. Anunciando tener una carta oficial del clan Itadori.

Era una invitación al catorceavo cumpleaños de Yuji y su hermano gemelo. Por primera vez en meses Satoru sonrió con absoluta felicidad. Él y su lobo estaban más que extasiados con la idea de volver a ver a su Omega.

Corrió a la habitación donde su abuelo descansaba y le restregó la invitación en la cara.

—¡Maldito viejo! ¡Yo gano! —sonrió de oreja a oreja al que leía interesado su libro.

El patriarca miró con desinterés la invitación y sonrió con sorna. Volvió su mirada al libro, ignorando a su atrevido nieto.

—Como si eso fuera un "acepto el acuerdo de matrimonio", mocoso —se burló y disfrutó cada maldito segundo del cambio en el rostro de su nieto.

No paraba de hacerle la vida imposible, por fin se estaba vengando por todos los años en los que Satoru lo humilló e irrespeto con total intención. Le debía una a la familia Itadori. Se burlaba en la cara de Satoru todo el tiempo y aunque eso resultaba en su mansión siendo destruida, disfrutaba cada momento de arrebato que Satoru tenía por no conseguir lo que quería, lo valía totalmente.

Satoru lo ignoró y se dirigió a su habitación, tenía que prepararse para ver a su amado. A zancadas y molestia creciente por su abuelo llegó a su habitación.

—Maldito viejo —escupió con enojo. —Ya verás, volveré a casa con mi Omega.

[...]

Camino al territorio Itadori, escribía cartas a Yuji y pensaba en lo primero que haría cuando lo viera. No podía esperar, moría de ganas por verlo.

Eran casi cinco horas en carro a máxima velocidad para llegar al territorio Itadori y Satoru tenía fé en que podían llegar en menos. Se quedaría casi un mes en el lugar, aprovecharía el permiso y hasta que alguno de ellos mencionara que era hora de irse, no sé iría y seguiría cortejando a su Omega. Había recibido su permiso para ello y no pudo ser el Alfa más feliz del mundo cuando recibió esa respuesta.

En la entrada del territorio, un guardia pidió su invitación y con una reverencia le dejó entrar.

Nunca antes había estado en el territorio Itadori, se veía ridículamente bien. Una ciudad cuidada y con personas anormalmente felices, había algo brillante en todos ellos.

Usurpar |•GoYuu•| Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora