𝐄𝐋 𝐒𝐈𝐋𝐄𝐍𝐂𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐌𝐈𝐒 𝐏𝐎𝐄𝐌𝐀𝐒 • Ona Batlle

𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐𝟐

𝐔𝐍 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐎 𝐂𝐎𝐌𝐈𝐄𝐍𝐙𝐎

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Valeria

El amanecer de un nuevo capítulo en nuestra historia llegó con una mezcla de emoción y calma. Después de nuestra conversación honesta y de haber enfrentado la verdad de nuestros sentimientos, Ona y yo decidimos empezar de nuevo. No queríamos apresurarnos ni ponerle etiquetas a lo que estábamos construyendo. Solo queríamos disfrutar del proceso de redescubrimiento y ver adónde nos llevaría este nuevo comienzo.

La primera semana después de nuestra charla estuvo marcada por un aire de ligereza que no había sentido en mucho tiempo. Había algo refrescante en el hecho de no tener expectativas abrumadoras. Nos permitíamos explorar nuestra conexión de una manera natural, sin presiones.

Recuerdo una tarde en particular, cuando decidimos ir a un mercado al aire libre. La idea había surgido de manera espontánea, y me sorprendió cuánto disfruté de la simplicidad de esa salida. Nos movíamos entre los puestos, riendo y probando pequeñas muestras de comida. Las frutas frescas y los quesos artesanales parecían una metáfora de nuestro propio viaje: algo nuevo y delicioso de explorar.

-Oye, ¿has probado alguna vez estos quesos de cabra? -me preguntó Ona, mientras tomaba un trozo de queso con una sonrisa juguetona. -Son de una granja local. Dicen que son los mejores de la ciudad.

-Sí, creo que alguna vez los probé -respondí, saboreando el queso y sintiendo cómo la textura suave y el sabor intenso resonaban con mis propios sentimientos hacia Ona. -Pero hoy me parecen aún más deliciosos.

Ona me miró con curiosidad.

-¿Por qué lo dices?

-No lo sé exactamente -le dije, mientras la miraba a los ojos. -Pero creo que todo sabe mejor cuando estoy contigo. Las pequeñas cosas se vuelven más significativas.

Su sonrisa se ensanchó, y pude ver una chispa de alegría en sus ojos.

-Creo que estoy de acuerdo. A veces, las cosas simples tienen un sabor más especial cuando las compartes con alguien importante.

Ese día, caminamos por el mercado, y lo que había sido una salida casual se convirtió en una serie de pequeños momentos compartidos que me hicieron darme cuenta de cuánto significaba Ona para mí. Su risa, la forma en que su mano rozaba la mía de vez en cuando, y la manera en que compartíamos nuestras opiniones sobre cada cosa que veíamos me hizo sentir que estábamos en una nueva etapa de nuestra relación, una etapa llena de posibilidades.

Una noche, después de un día de excursión, decidimos ver una película en casa. Nos acurrucamos en el sofá, rodeadas de mantas y con una bolsa de palomitas entre nosotras. Era la primera vez en mucho tiempo que nos sentíamos tan cómodas y naturales juntas.

-Ona -comencé, rompiendo el silencio mientras mirábamos la pantalla. -¿Sabes qué me encanta de todo esto?

-¿Qué? -preguntó Ona, mirando hacia mí con una expresión de interés.

-Me encanta cómo estamos redescubriendo sin prisas. Estamos en un punto donde podemos ser completamente nosotras mismas y simplemente disfrutar del momento -le respondí, sintiendo una profunda gratitud por la honestidad y la apertura que compartíamos.

Ona me miró con una ternura que hizo que mi corazón diera un vuelco.

-Yo también siento lo mismo. Siento que estamos construyendo algo especial, algo que va más allá de lo que imaginé.

-Sí -coincidí, mientras tomaba su mano con suavidad. -Creo que estamos creando algo hermoso, algo que no podría haber imaginado antes. Y lo más importante es que lo estamos haciendo juntas, sin presiones y sin expectativas.

Esa noche, mientras nos acordábamos bajo la manta, sentí una conexión más profunda que nunca antes había experimentado. Había algo mágico en el hecho de permitirnos ser vulnerables y auténticas, en el hecho de darnos el tiempo para crecer y descubrirnos juntas.

Durante las semanas siguientes, continuamos explorando nuestra relación con la misma libertad que habíamos tenido en esos primeros días. Salimos a caminatas por la ciudad, probamos nuevas recetas juntas y compartimos nuestras metas con una honestidad renovada. Cada momento se sentía como un regalo, y mi amor por Ona comenzó a ser correspondido de maneras que no había anticipado.

En una de nuestras conversaciones, Ona me miró con una intensidad que me hizo sentir como si estuviéramos en una burbuja de intimidad.

-Valeria, quiero que sepas cuánto valoro lo que estamos construyendo. Me siento más cercana a ti ahora que en cualquier otro momento de nuestra amistad.

-Lo siento de la misma manera -respondí, sintiendo una oleada de emoción. -Nunca imaginé que nuestro amor se manifestaría de esta manera, pero me siento increíblemente agradecida por cada momento que estamos compartiendo.

La conexión que estábamos forjando era especial. Era una relación basada en la confianza, el respeto y la profunda comprensión mutua. Aunque no sabíamos lo que nos depararía el futuro, sentíamos que estábamos en el camino correcto, uno que nos permitiría crecer y explorar nuestra conexión de una manera que nunca habíamos hecho antes.

El nuevo comienzo no era simplemente una nueva etapa en nuestra relación; era una oportunidad para construir algo duradero y significativo. Cada día, cada experiencia compartida, nos acercaba más y nos daba la oportunidad de descubrir la profundidad de nuestro amor. Mientras miraba a Ona, sabía que, sin importar los desafíos que pudiéramos enfrentar, estábamos construyendo una base sólida para una relación que prometía ser tan hermosa como la amistad que habíamos compartido desde el principio.

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