Capitulo 9: Take me into your loving arms

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Gabriel llevaba 20 malditos minutos tocando la puerta- que fastidio- pero lo último que pensaba era abrir esa puerta y enfrentarme a él.

Ya casi estaba lista y tenía poco tiempo para resolver el lio que se armaba en mi cabeza. Estúpido Gabriel porque no me dejaba en paz y se largaba con la otra chica-por la cual me cambió- y le jodía la vida a ella.

-Thalía no seas inmadura-me gritaba el muy descarado.

Puede que tuviera razón, pero me valía mierda. A la mierda él y su estúpida nueva novia.

Coloqué mi mano en el pomo de la puerta y me dispuse a abrirla. Al abrirla me encuentro con un chico con una mirada desespera, la cual es reemplazada al instante por una mirada llena de esperanza cuando me ve.

-Te agradezco mucho que quieras...

No lo dejé terminar la frase.

Mientras caminaba como alma que lleva el diablo, Gabriel camina detrás de mí-es que no tiene dignidad- Al final me doy por vencida y decido escuchar la porquería que tiene que decir. Así que me volteo de manera brusca, haciendo que casi se estrelle contra mí.

-Tienes cinco minutos, no más- le espeto exasperada.

-No sé lo que te habrá contado el hijo de puta de mi hermanastro, pero prometo que todo es una completa mentira. Además ¿Por qué carajos aceptaste salir con él?- dice en tono borde

-¿Ahora soy yo la que tiene que dar explicaciones?- me rio sin un rastro de humor- vete a la mierda Gabriel, pero no si antes decirte que eres un maldito mentiroso. Puede que Andrés sea un hijo de puta, pero tú Gabriel... eres una rata inmunda. Y en la vida te atrevas a volverme a dirigir la palabra.

Lo único que puedo decir al respecto es que siento que literalmente me he quitado un gran peso de encima.

Me entra un texto cuando empiezo a alejarme de Gabriel, del cual siento su mirada clavada en mi espalda.

-Te he esperado por años ¿te arrepentiste de salir conmigo? 

Dios este chico es un encanto, tal vez debería emborracharme de nuevo y ...otra vez, esperen... Ya estoy pensando como una zorra. Que alguien me mate.

-Voy en camino- cuelgo

Él tan verano y yo tan invierno...

Cuando por fin llego al cine que me ha invitado, logro visualizarlo de lejos. Está como describirlo... perfecto. Tiene puesto unos vaqueros negros rasgados en las rodillas que le cuelgan milagrosamente de las caderas, un suéter gris- es una lástima que lleve una cazadora negra o sino tal vez podría ver sus muy bien formados músculos- un gorro de lana negra y unas botas que le dan una apariencia de chico malo, que me derretí de inmediato.

Al verme sonrió, dejándome ver su preciosa dentadura.

Al momento me sentí demasiado diminuta, simple, torpe y sin gracia ¿Qué veían los chicos en mí? En ese momento iba con unos jeans claros, una blusa floreada con una bufanda púrpura que iba a juego con mis baletas y un abrigo de lana. El otoño se acercaba y el humo que salía de nuestra boca cada vez que respirábamos o hablábamos era prueba de eso.

-Hola- me saludó Alex de una manera entusiasta mientras me abrazaba- Te vez preciosa.

-Hola-dije sonriéndole como una idiota.

-¿Estás lista para ser mía por unas cuantas horas?

-¿Tuya?- dije mientras enarcaba una ceja.

-Sí, y no podrás escapar- dijo guiñándome un ojo.

-Vaaale- respondí dudosa

-¿Tienes hambre?

Falling DownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora