Condición #1: Nuestro trato se rompe
Condición #2: estudiar literatura
Condición #3: continuar con el Ballet
Condición #4: olvida que mi familia existe
Condición #6: no vuelvas a intentar manipularme
Condición #5: dejar de meterte en mi vida
Condición #7: yo escojo con cuál de los dos hermanos me casaré
Condición #8: tener treinta días para enamorarme del chico que escoja
Condición #9: no me vas a desheredar
Condición #10: olvida que soy tu hija
Estas eran la condiciones que quería ponerle a ese endemoniado hombre que me dio la vida, sé que algunas son un poco tontas y puede que infantiles pero al demonio no son nada comparadas con las condiciones que él ha puesto a lo largo de toda mi vida. Si él quería casarme con chicos que muy bien podrían ser completos desconocidos para mí, tendría que aceptar olvidarse del poder que tenía en mí y lo único que quería de él era lo único que me había dado, dinero. Quería crear impacto cuando me viera, quería que el simple hecho de verme le doliera, quería afectar mi imagen, esa imagen que él creó para lucirme ante sus socios. Así que fui a la tienda de cosméticos más cercana al campus. Al llegar me recibió una chica muy maquillada con uñas demasiado largas para ser reales. Le pedí un tinte castaño oscuro y ella me miró con cierto recelo.
-¿Por qué quieres cambiar ese color tan hermoso que tienes de cabello? Te sienta muy bien.
-Necesito cambios- dije con una pequeña sonrisa.
-Como digas pelirroja- respondió devolviéndome la sonrisa.
Salí lo más rápido que pude de la tienda, mientras caminaba pude divisar a Andrés a lo lejos con la pobre chica la cual era parte de la apuesta, pero esta se veía muy cambiada, era casi irreconocible, se veía más arreglada- del tipo que se preocupa por la forma en la que te ves- y con cierto brillo en sus ojos, se veía feliz. Por otro lado Andrés no dejaba de mirarla de una manera en la cual si no supiera como es él en realidad podría decir que la miraba con amor.
Él al voltear se dio cuenta que los estaba observando, de inmediato desvié la mirada y él le dijo algo a la chica y se dirigió al lugar donde yo yacía parada incómoda. La chica ahora me miraba a mí, con odio.
-Hola hermosa- me saludó Andrés dándome un beso en la mejilla
-¿Ahora haces caridad?- le dije con desdén
-¿Te refieres a ella?- dijo señalándola con poco disimulo
-Sí- le respondí secamente –deberías dejar de jugar con chicas desafortunadas y debería agregar con mal gusto a demás- le dije haciendo énfasis en mal gusto.
-¿Estoy viendo a una chica celosa? Aunque no deberías preocuparte posible futura esposa, deberías dejar esa cara de autosuficiencia tan molesta que tienes puede que alguien se le antoje torturarte el resto de tu vida preciosa.
De repente solo pude explotar en una risa tan maniática que las personas que pasaban cerca de nosotros empezaron a mirarnos de manera extraña.
-Tú... Dijiste...Futura... Esposa- mis palabras eran interrumpidas por mi risa desenfrenada- Acaso crees que vas a ser el que yo elija para ser mi futuro esposo- le dije poniéndome seria de repente- Ni en tus sueños más salvajes idiota. Ahora querido dile a tu novia que deje de mirarme como si quisiera clavarme un cuchillo en el pecho.
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Falling Down
Teen FictionHola, puede que no conozcas mi nombre pero te aseguro es muy fácil de recordar o al menos eso parece. Muchos suelen asociarlo con el hecho de que es artístico, y una pregunta lleva a la otra "¿cantas?". Y la respuesta es: sí, no se equivocan; Aunqu...