Capítulo 24

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- Tranquilo, todo irá bien -repitió Gilbert, tomé la copa de vino de un solo trago y él suspiró.

Es irónico escuchar apoyo de lo que antes era mi rival.

- No irá bien -dijo Dante llenando nuestras copas- Conozco a Rous mejor que nadie, tiene todo el temperamento de Violeth, es igual o peor de terca que ella.

- Eso no es de ayuda -dicté con sequedad y él se encogió de hombros.

- ¡Violeth no me levantes la voz!

- ¡Tal vez así entras en razón!

Suspiré cansadamente ante todo el revuelto que sonaba en la habitación de al lado, los demás estábamos sentados en un gran sofá, tomando vino incluso Yarid que tomaba pequeños sorbos.

- Bueno, cuéntame como ustedes dos terminaron siendo "tan cercanos" -musitó Dante con picardía y Yarid sonrojó.

- Creo que la incomodas, déjalo estar -sentencié.

- Es complejo -respondió Gilbert.

- En realidad no, simplemente este idiota me hizo algo que no pude olvidar y ese algo lo convirtió en alguien especial.

Vimos a Gil con mirada lujuriosa y quitó la mirada con tez sonroja, reímos exageradamente.

- Ahora entiendo lo del baile, eran celos -dije despacio saboreando el dulce sabor de las palabras, recuerdo como lo pateó en sus partes de manera tan elegante que muero de risa.

- Eso es amor -dijo Dante riendo en lo alto.

- Ni siquiera estabas -se excusó Gil con tono avergonzado, Yarid rió maliciosamente.

- Por supuesto que lo sé, todos lo saben -respondió Dante riéndose cada vez más fuerte, producto del alcohol.

Después de reírnos la puerta se abrió dejando el paso libre a la tía de Violeth primero, entró con una gran elegancia, noté el gran parecido entre ellas, parecen madre e hija; luego venía Violeth, roja de la rabia.

Me puse de pie al ver que los demás lo hacían, cruzó unas palabras con Dante, luego le dijo algo a Gilbert con tono molesto y desaprobatorio para luego salir de la estancia.

Violeth suspiró con cansancio, yo le sonreí alentadoramente, me tomó de la mano y salimos de ahí.

- Supongo que tenemos que descansar, serán unos días difíciles -dijo Dante.

Al llegar a los pasillos nos separamos, Violeth parecía conocer bastante bien el lugar y yo solo la seguí, entramos a una habitación y nos acomodamos.

La habitación estaba decorada exactamente para una niña, las paredes de rosado pastel, muñecas de trapo por todos lados, un caballito de madera, entre otras cosas.

- No logramos avisar con tiempo así que esto es lo que hay -dijo restándole importancia- Cuando venía aquí de pequeña esta era mi habitación, en realidad solía vivir aquí.

- ¿Vivías aquí?

Ella asintió.

- Este lugar siempre ha sido así desde que lo conozco, nada ha cambiado, siquiera los vecinos se dan cuenta de eso, este lugar no muere, al igual que ella -susurró sentándose en la orilla de la cama.

- ¿Cómo se darían cuenta? Queda tan lejos una casa cercana, además... Ella es un vampiro.

- Así es -dijo con fastidio.

- Es por eso que tenías miedo, ¿no es así? Es una deshonra.

- Sí -suspiró- Nunca pensó que sucediera, supongo que siempre hemos sido la escoria de la familia, de aquí a allá, empezando de cero varias veces, siempre regresando por ayuda -su mandíbula se tensó con rabia, ella es alguien muy orgullosa.

Draugr ViolethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora