Draugr Violeth

Capítulo 11

- ¡Por fin en casa! -exclamó mi flor-

Eran las 11 de la mañana, nos encontrábamos frente al portón de su mansión, fue un viaje duro y agotador, el estado de ánimo de Yarid bajaba mientras el de Violeth aumentaba, intentamos animarla inútilmente, mi vampira se sentía culpable, todos veían extrañados a la rareza del momento, como no verla así, una chica con ese color de ojos.

- Tus ojos son hermosos -le dije mientras dejaba las maletas en el suelo y abría el portón-

- Yo los odio -susurró entrando-

Al parecer cierta persona la escuchó, ya que su humor se vino abajo y entró cabizbaja.

De inmediato salió Luke, informado por un criado, me ayudó con el equipaje y entramos juntos a casa; por lo visto Gilbert y Damian tiraron la casa por la ventana, los candelabros fueron cambiados por unos de oro, la alfombra rojo vino por uno carmesí, el salón se veía con mucho más espacio sin algunos muebles y la mesa gigante la cambiaron de sitio, todo perfectamente decorado para la ocasión con una mezcla de rojo y plateado.

- ¿¡Pero qué diablos!? -gritó Violeth-

- ¿Te gusta? -preguntó Gil con una sonrisa de oreja a oreja-

- ¡Nadie me dijo que sería en mi casa!

- No te exaltes preciosa, quedó hermoso, ¿no?

- Me largo -y corrió hacia las escaleras rápidamente-

- Es la primera vez que hacemos un baile en esta casa -musitó Damian encogiéndose de hombros, suspiré y subí el equipaje-

Toqué dos veces -sin respuesta- volví a tocar

- Violeth, ¿Puedo pasar?

- ¿Cuándo has sido tan formal? -su voz sonaba molesta-

Entré, que sea lo que Dios quiera, me dije a mí mismo

~*~

Entró, yo estaba sin camisa tirada en mi cama, la herida me estaba matando; qué irónico... Un inmortal pensando en la muerte.

- ¿A qué se debe el honor de su visita, estimado caballero? -dije sarcástica mientras me reincorporaba-

- ¿Tienes la costumbre de estar desvestida cuando estoy yo?

- No te creas tanto, esta mierda duele

- ¿Puedo ver? -tragó fuerte- La herida

- ¿Por qué no? -me acosté-

Me vio unos segundos que parecieron eternos, luego se hincó y tocó suavemente la gasa llena de sangre, como si fuese un cristal que en cualquier momento podría romperse, quitó el vendaje y con mi estómago descubierto malherido dio suaves toques circulares a mi piel, lo cual hizo que se erizara, fue una sensación agradable pero dolorosa.

- Violeth me gustas mucho, lo sabes -susurró viendo mi herida y luego mis ojos-

Díselo

Dile que también te gusta

Que cuando se encuentran las miradas te pierdes en la puerta que hay tras sus esmeraldas

Me quedé en silencio, después me senté y vi hacia ningún lugar en específico

- ¿Sabes cuánto tiempo le he gustado a Gil? -esperé unos segundos y luego hablé- Como 50 o 60 años -lo vi a los ojos- Te conozco muy poco, tú ni siquiera me conoces, ¿cómo sabes si yo te gusto en verdad?