Capítulo 3: Despliegue de Fuerzas: La Respuesta de Orión

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El caos se desataba en las calles de Nueva Alejandría. La aparición de una misteriosa puerta había traído consigo un ejército de primitivos que cargaban contra los defensores de la ciudad. El Sangheili, Grunt y Jackals, miembros de las fuerzas de defensa, abrían fuego contra los enemigos. Los primitivos intentaban cubrirse del fuego enemigo usando sus escudos, pero estos resultaban inútiles contra las armas de plasma de los defensores. Los disparos de plasma y la munición de los aguijoneadores acababan con varios de los caballeros, por más que intentaran protegerse con sus escudos.

Mientras tanto, el Sangheili y sus compañeros disparaban todo lo que tenían contra los enemigos que emergían de la extraña puerta. Los civiles huían desesperadamente, pero la munición se agotaba y, por más enemigos que eliminaban, más seguían saliendo de la puerta. Los disparos eran efectivos contra los soldados de armadura y los pequeños enemigos, pero se requerían varios disparos para acabar con los gigantes Orkos.

Finalmente, tras unos minutos de intenso combate, la munición se agotó. Los defensores decidieron retirarse. Sin embargo, el enemigo, al notar la retirada, cargó contra el pequeño grupo de defensores. En un intento desesperado para que sus compañeros pudieran huir y traer refuerzos, el Grunt tomó dos granadas de plasma y corrió en dirección a los enemigos, creando una gran explosión que acabó con numerosos adversarios. El Sangheili y los dos Jackals aprovecharon el sacrificio de su pequeño compañero y se retiraron rápidamente del lugar.

Perspectiva del Ejército Saderano

Tras la retirada de los defensores de la ciudad, uno de los legionarios gritó:

Legionario: (¡Atención, sucios semi-humanos salvajes! Nosotros, los guerreros del Imperio Saderano, en nombre del Emperador Molt Solt Augustus, declaramos la conquista de estas tierras.)

Varios de los caballeros se formarían mientras quienes parecían ser los líderes del ejército montaban sus caballos y discutían.

X Legionario: (Señor, los magos enemigos se han retirado. Lo más seguro es que esa magia que lanzaban de esos extraños bastones consumiera todo su mana.)

El comandante miró los edificios que lo rodeaban, sintiéndose algo intranquilo, pues no reconocía el material del que estaban hechos.

Comandante: (¿No te preocupa dónde estamos?)

X Legionario: (¿Disculpe, mi señor?)

Comandante: (Olvídalo. Llamen al resto de nuestras fuerzas y que los jinetes de Wyvern se adelanten. Que exploren esta ciudad desde los cielos.)

X Legionarios: (¡Sí, señor!) Así, uno volvería a entrar por la puerta mientras el otro informaba a un jinete de Wyvern que se encontraba en el suelo.

Fortaleza de Orión

Dentro de la sala de conferencias de la Fortaleza de Orión, los líderes de las distintas razas que conformaban el Covenant esperaban la llegada de su gran líder.

Líder de los Dazreme: (¿En serio fue toda una flota?)

Líder de los Dazreme: (¿En serio fue toda una flota?)

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El Nuevo Guardián: El imperio Forerunner resurgeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora