ᚐ҉ᚐ 09

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Sus nervios se activan apenas abre la puerta y ve a Matt sentando en su viejo sillón. No sabe cómo entró, pero está ahí, su cara no denota ninguna expresión, pero sus ojos sí. Destellaban un poco de culpa y decepción tal vez. Lleva su usual traje formal, con corbata, zapatos pulidos y saco. Jeongin se sienta a su lado, cae lentamente.

—Entonces...

—Le conté todo a Somin.

Jeongin abre los ojos, grande, su boca también lo hace. La garganta se le seca, no sabe que decir.

—Tranquilo. Está molesta conmigo, no contigo. Dijo que era una pena que haya hecho sufrir a un chico tan puro como tú, y un niño increíble como Félix.

—Yo-

—Hablé con la juez y mi abogado. Dijeron que la única manera que Félix vuelva contigo sería que consiguieras un trabajo. No te preocupes por eso, inventaré algo en la oficina y trabajarás ahí.

—¿Por qué haces esto? —la voz de Jeongin tiembla y sus ojos le pican.

—Dijeron que, de no ser así, yo me tendría que quedar con él. Joder, Jeongin. No puedo, es mi hijo y-y lo quiero, pero no puedo. Es mucho para mí —acerca su cuerpo al de Jeongin—. Me voy a ir.

—¿A dónde?

—No tengo idea. Pero no quiero estar aquí. No soporto ver a Somin, Félix... a ti y recordar lo que les hice.

Jeongin acerca su rostro un poco más... su nariz está tocando la de Matt. Se quiere alejarse, pero no puede. Respira hondo, siente el perfume del hombre, trayéndole muchos recuerdos.

—Quiero que cuides de Christopher... de Félix, tu pollito —ríe, relamiéndose los labios—. También de Hyunjin y de Somin si puedes. Sé que es mucho, pero hazlo, ¿sí?

Un sollozo escapa de los labios de Jeongin.

—También quiero que sepas que me odio por tratar a Félix como lo hice, pero tenía miedo. Quiero que le digas que estoy orgulloso de él.

Matt acaricia la parte trasera de la cabeza de Jeongin, rozando el fino cabello de su nuca. Aspiran profundo antes de que el mayor jale al castaño al frente, uniendo sus labios juntos. Jeongin se asusta bastante, pero no se aleja. Sus besos siguen siendo iguales de toscos, pero no niega que le gustaba. Siempre amó la manera en que Matt era dominante con él.

—Cuídalos a todos —limpia sus labios con la manga de su traje y sale, cerrando la puerta despacio.

Con la boca levemente abierta, Jeongin solloza. Tiene emociones revueltas dentro de él. Culpa, por haber seguido el beso de Matt. Felicidad, porque su pollito volvería con él.

Sus manos temblequean cuando marca el número de Christopher. Contesta tres timbres después.

—¡Jeongin!

—¡Christopher! —su voz se corta un poco por el llanto.

—¿Estás bien? ¿Te hizo algo? Estoy yendo por ti.

—Por favor, ven. Te necesito.

Cuelga rápido. Corre al baño y prende el agua helada de la bañera. Se mete sin importarle su ropa. Comienza a reír fuerte y abiertamente, después su risa va cayendo paulatinamente hasta convertirse en sollozos ahogados por el sonido del agua chocando con la cerámica de la bañera. Abraza sus piernas contra su pecho. La puerta principal se abre, fue fácil porque no tenía llave.

—Hyunjin, entra a la habitación y no salgas hasta que te diga.

Jeongin escucha a Christopher hablar fuera del baño, también oye cómo el niño contesta afirmativamente a su padre. La puerta se abre lentamente, el rizado asoma la cabeza, le regala una sonrisa nerviosa. El castaño sonríe entre un lloriqueo.

—¿Estás bien? Se acabó, Innie. Está bien —cierra el agua que pronto se desbordará—. ¿Te molesta si entro?

El ojiazul hace un gesto con la cabeza, negando. Christopher quita su ropa, quedando en la interior. Se sienta frente a Jeongin, en la misma posición que él. Alarga la mano y pena su cabello castaño y húmedo. Ríe por el gesto. Deja de llorar apenas siente el tacto de Christopher sobre él.

—Se va a ir, no sé a dónde. Dijo que ni él sabía.

—¿Qué pasará con Félix?

—Habló con la juez, algo de que necesito un empleo mejor para tenerlo de vuelta. Me lo dará, Christopher.

—No entiendo a dónde se podría ir. ¿Crees que muy lejos? No voy a mentir, después de toda esta mierda... es mi papá y...

—Le quieres. Lo sé, Félix también lo hace, y él vivió la peor parte. Yo también amo a papá a pesar de estar en prisión.

Christopher sonríe, ama que Jeongin lo entienda tan bien.

—Papá, sé que dijiste que no saliera hasta que me dijeras, pero hay una araña que me está mirando feo —Hyunjin habla del otro lado de la puerta.

Ellos ríen un poco. Christopher hace pasar a su hijo. Abre los ojos grandes y se mete a la bañera llena sin pensarlo dos veces.

×××

Félix está frente a ellos, pero no puede acercarse hasta que todo estuviera listo. Ha pasado una semana y en esos días no lo ha visto o hablado con él. Dos días después de lo de Matt, le llamaron al celular, avisándole sobre su trabajo. No entendía muy bien su puesto, pero mientras eso le diera dinero y a su pollito de vuelta, estaba bien.

—Antes necesitamos firmar unas cosas, no llevará más de tres días todos los trámites.

—¿Tres días? —Félix pregunta a lo lejos, atento a la plática.

—Falta poco, pollito. Tienes que esperar un poquito más.

Félix tuerce la boca y se queda callado. Juega con sus manos, el castaño sabe que está nervioso. Jeongin sigue hablando con la señora un poco más, sobre las condiciones que tendrá para estar con Félix.

—Eso es todo por hoy. Mañana necesito que vuelva para checar unos papeles.

—Claro.

—Muy bien. Ahora, ¿qué tal un abrazo papá, Félix?

Se para lo más veloz que su pequeño cuerpo le permite. Jeongin se agacha y recibe a su bebé. Félix llora muy fuerte y Jeongin se asusta.

—Hey, bebé. Está bien —le toma el rostro.

La carita de Félix está arrugada, roja y húmeda.

—¡Se murió papá, se murió!

El ceño de Jeongin se frunce, seca las lágrimas de su hijo con las manos.

—¡Le dije que iría por la maestra, pero no pude, papá! ¡Daniel se murió por mi culpa! —se aferra a la camisa de Jeongin—. ¡Perdón! ¡Perdóname, Daniel! —grita lo más fuerte que puede, tal vez así su amigo le pudiera escuchar donde quiera que esté.

Le consuela diciendo que no fue su culpa, que no tenía la culpa de nada, que eran cosas que pasan y no están en manos de nadie evitarlas. Una señora del orfanato se lleva a Félix aún llorando, gritando el nombre de su papá y Daniel. A Jeongin se le parte el corazón, pero no puede hacer nada.

Sólo aguantar un poco más.

Sólo aguantar un poco más

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