-¡Hola! Buenas tardes, mi nombre es Mónica tengo 17 años, me acabo de mudar a esta ciudad, decidí entrar a este colegio por que mis padres decidieron que este es el mejor, de donde vengo siempre hace demasiado frío. Espero llevarme bien con todos.
-Te puedes sentar Mónica. Gracias.Mi primer día de clases en mi nueva escuela, me siento en el primer asiento de la primer fila, todos me observan, atrás de mi, hay una chica, pelo castaño obscuro, ojos claros,alta, morena clara, no puede evitar observarla, llevaba una blusa rosa muy bonita, vio que la observe y cuando me senté me dijo hola, yo solo le Sonreí. Sinceramente quería pasar a desapercibida. Pasaron las primeras horas de clases, todos los chicos hablaban entre ellos, incluso llegue a pensar que hablaban de mi, cada quien pertenecía a un grupo como los hay en todas las escuelas, grupo de niñas fresas populares, los niños creídos, los inteligentes, los ruidosos, los que hacen le hacen la vida imposible a los demás, los callados, y los raros. ¿Llegaría a pertenecer a uno de esos grupos? No lo creo.<
yo contaba aproximadamente 50 alumnos, la mayoría mujeres, cursaba la preparatoria.
Mi antigua escuela me gustaba pero cuando paso aquel suceso mis padres decidieron que jamas volvería a ir. Mis padres son buenas personas, llevan casados 20 años y solo me tuvieron a mi.
Ser hija única tiene muchas ventajas, ¿una de ellas? Estar sola todo el tiempo. ¿Pero a quien le gusta estar sola?, a mi.
Teníamos un rato de descanso en el colegio, la chica que se encontraba sentada atrás de mi, me saludo. Me dijo que su nombre era Cecilia, que era de la ciudad, que tenia 3 hermanos y 1 hermana, vivía a unas casas de la escuela, incluso cerca de mi casa, me dijo que le daba mucho gusto que yo entrara a ese colegio, también me dijo que quería que fuéramos buenas amigas. Yo solo le prestaba atención y sonreía. Sinceramente no quería una amiga.
Al salón de clases entro un profesor, era un poco mayor, alto y se le alcanzaban a ver sus canas, se presento a mi como Fernando, me puedes decir Fer dijo sonriendo
Era maestro de Álgebra, su clase se me hizo eterna, se presentaron más profesores, Sarahi una maestra joven, con pelo Rubio, sabia que podría llevarme bien con ella, los demás profesores, eran unos amargados que odiaban su profesión, que solo trabajan por que de eso viven y seguro no saben hacer otra cosa. La hora de comida fue lo peor, demasiada gente, mucho ruido, solo me senté en la esquina del comedor, tratando de ocultarme. Cecilia llego y me pregunto que si se podía sentar a mi lado, no tenia otra opción y le dije que si. Fue algo incomodo ni una de las dos hablamos. Cuando entramos al salón entro la profesora de literatura y nos puso a leer. Era una señora mayor y muy mal humorada. Y así pasaba el tiempo, le temía a todo lo que venia.
De una cosa estaba segura odiaba ese colegio.
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la chica de los cortes
Romancese trata de una chica llamada monica que relata su triste vidad