Ladybug Y Chat Noir

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- ¿Seguro de que van a estar bien? Ya han pasado muchas horas desde que se desmayaron – Se escuchaba una voz aguda a lo lejos.

-Exacto, han pasado muchas horas y nadie me ha dado mi camembert ¡que osadía! – Decía otra voz un poco más gruesa.

-Plagg tenemos una situación más seria justo aquí... ¿podrías dejar de pensar en tu estómago solo por un momento?

-Ellos van a estar bien, el maestro Fu ya nos dijo que solo deben descansar y que esa medicina hará todo para curarles la herida que les causó la loca de la novia de mi chico... Ya relájate, Tikki.

-Ustedes dos no han cambiado nada – Decía Wayzz.

-Necesito que los dos hagan silencio – Dijo una voz un poco más gruesa y en forma pausada – Entiendo que están preocupados por sus portadores, pero deben entender que, aunque no fueron heridos tan gravemente por Riposte, igual necesitan reponerse.

-Fue una batalla dura, maestro – Dijo Tikki – Riposte ha sido el villano más fuerte hasta el momento.

-Eso es cierto – Acordó Plagg – Incluso cuando mi chico decidió ayudar a Ladybug en contra de la voluntad de Hawk Moth.

-Siempre supimos que Chat Noir no podría trabajar solo en todo eso – Dijo el maestro Fu – Pero supongo que tendremos que escuchar lo que tiene que decirnos en cuánto despierte.

-Le aseguro que el chico no tiene la culpa – Dijo Plagg – Solo fue manipulado, y yo por desgracia no podía revelar nada.

-Hiciste lo que debías – Respondió Tikki – Pero ahora ellos saben sus identidades y hay mucho que explicar.

-Que complicados son estos Ladybug y Chat Noir – Respondió Plagg – Sin duda, los más difíciles que nos han tocado.

La charla entre los kwamis y el maestro Fu pudo haber continuado por más tiempo, de no ser porque Marinette y Adrien empezaron a removerse entre las sábanas, indicando que por fin habían empezado a despertar luego de tantas horas inconscientes. Ambos se sentaron, estaban recostados en unas colchonetas y se miraron por unos momentos, recordaban perfectamente como sus transformaciones se había desecho antes de desmayarse, por lo que esa era la primera vez que se veían cara a cara sabiendo sus identidades, no sabían ni siquiera que decir, aunque no hizo falta ya que sus kwamis se acercaron de inmediato y los abrazaron en la cara.

- ¡Estoy tan feliz de verte despierta! – Dijo Tikki.

-Estoy bien Tikki, no hay de qué preocuparse – Respondió Marinette tranquilizándola – No fue una batalla fácil.

- ¡Nunca habías dormido tanto, bello durmiente! – Decía Plagg – ¡Por poco me matas del susto al pensar que me quedaría sin mi proveedor de camembert!

Adrien se rio ante el dramatismo de su kwami – También me alegra verte bien, Plagg... Tranquilo, cuando vayamos a casa prometo darte una porción doble.

-Es bueno verlos a ambos despiertos, la medicina ha funcionado – Dijo el maestro Fu captando la mirada de los dos jóvenes.

-Maestro Fu – Empezó diciendo Marinette – ¿Cómo es que estamos aquí en su casa?

-Tikki y Plagg vinieron a buscarme apenas ustedes dos se desmayaron, logré transportarlos hasta aquí y preparé una medicina al mismo tiempo que les curé las heridas – Explicó el anciano – Han estado inconscientes durante toda la tarde y noche.

- ¿Qué hora es? – Preguntó Adrien.

-Es casi media noche, Chat Noir – Respondió el hombre.

Adrien se sonrojó un poco al ser llamado de esa manera cuando no tenía su traje puesto, era un poco extraño, ya que ni todavía sabía quien era ese hombre que amablemente lo había ayudado y que conocía su identidad, tenía muchas dudas y al ver su cara de confusión, el anciano decidió hablar.

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