Prólogo

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Respiro profundamente, me miro por ultima vez frente al espejo acomodándome los lentes y asegurándome que las pecas falsas se vieran lo mas naturales posibles. Miro por la ventanilla mi nueva escuela...

¨Nueva escuela,nueva vida¨

Abro la puerta saliendo lentamente del coche mientras sujeto con fuerza las asas de mi mochila. Comienzo a caminar por los pasillos observando a mi alrededor todos estos niños ricos luciendo sus mejores prendas, sus autos, el nuevo móvil...

¨Y pensar que hace menos de un mes me veía igual que ellos¨

No importa a donde valla todo es igual, es igual a mi anterior escuela la única diferencia es que ya yo no soy igual. Ahora en vez de lucir la última moda pareciera que saque esta ropa del armario de mi abuela, el cabello lo tengo hecho un desastre, los lentes estilo Harry Potter no ayudan en nada y temo que la tintura que use para hacer las pecas se corra.

Hace tan solo un mes todo era perfecto, mi vida era perfecta. Era considerada a lo que suelen llamar ¨La avispa reina¨, las mejores calificaciones, una belleza natural que me solía poner orgullosa y un chico que me juraba amor eterno.
Y se preguntaran que sucedió con todo eso.

Pues...de un momento a otro se desvaneció, desapareció.

Jonathan Orazco el hombre que decía que me llevaría al altar, no espero a que se le cruzara la primera ramera por delante para romper su promesa, a la primera oportunidad fue corriendo a meterse en las sabanas de la sabandija a la que se supone que podría confiarle mi vida, Lucía una de mis mejores amigas me clavo un puñal por la espalda al momento de abrirsele de piernas mi novio.

Me ausenté unas semanas por un viaje que tuve con mi padre y cuando regrese ya toda la escuela sabia lo sucedido, excepto yo. Los susurros a mis espaldas y las miradas de lastima me tenían hastiada pero nadie tenia valor para decirme nada, asta que yo misma lo descubrí con mis propios ojos. Mi corazón se rompió en mil pedazos, las personas en las que mas confiaba me habían traicionado dela peor manera y sin gota de pudor.
Rompí cualquier conexión con ellos, cambié de número y de escuela. También me cambie a mi misma, esta vez no quería ser el centro de atención, tal vez un fantasma seria le mejor.

Ahora paseando por los pasillos, sin una sola mirada sobre mi se siente tranquilo, mis esfuerzos por ocultarme parecen estar dando resultados. Aunque me asusta un poco el hecho que tal ves así no consiga ni un solo amigo en lo que queda de curso.

Tomé mis primeras clases con tranquilidad y para cuando llego la hora del almuerzo luego de comprar algo de comer en la cafetería me escabullo hacia el patio.

 Sentándome sobre el verdoso césped recuesto mi espalda al tronco del árbol que tengo detrás. Saco las dos hamburguesas que habían comprado antes.

¨Si dos, lo se soy una maldita tragona¨

   No me fijo en mi alrededor, solo me concentro en comer las bolas de grasas llenas de calorías que tengo frente de mí, si adoro comer aún más adoro la comida chatarra.

 Mientras me preparaba a darle paso a un gran mordisco de mi apetitosa comida algo impacta a la velocidad de la luz contra mi cabeza.

 El golpe hace que suelte mi hamburguesa y mi hermoso lentes salgan volando asta parar sabe dios donde. Me tambaleo un poco por el aturdimiento llevando una de mis manos a mi cabeza mientras que con la otra me apoyo en la tierra. En mi campo de visión aparece un balón de baloncesto.

-¡Joder! No pueden mirar a donde cara…- Me giro maldiciendo pero lo que veo me corta las palabras.

-Lo siento chica, mala mía se me fue el balón.- La aparición del chico de cabello negro azabache y ojos avellanas me dejó muda. Mis ojos lo recorren completamente detallando su apariencia. Solo lleva una camiseta dejando ver los músculos de sus brazos y unos vaqueros negros. Las gotas de sudor recorren su piel como si llevara horas jugando.

-Nunca te había visto por aquí- Su voz me devuelve a la realidad.

-¡Ah!, es que soy nueva-

 Guarda silencio por un segundo y noto que tiene la mirada fija en mis ojos y ahí donde recuerdo que no llevo mis gafas. ¨¡Mierda!¨  

Me muevo rápidamente y comienzo a buscarlas y eureka las encontré. En un movimiento rápido me las pongo y suspiro de alivio.

-¿En serio las necesitas? - Pregunta el chico detrás de mío

¨¿Por qué demonios no se ha largado? ¨  

-Si claro, porque los usaría si no.-

-A mi parecer no los necesitas.-

-Pues sí que me son necesarias- No para ver sino para no dejarme ver.
 Vuelve a mirarme fijamente con más detenimiento.

-Por cierto cómo te llamas o te puedo llamar cuatro ojos.- De pronto se dibuja en sus labios una sonrisa torcida y mis alertas saltan al instante.
  
Me da la ligera sensación que de que este va a ser un largo año.

A través de tú reflejo [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora