Nicola despertó unas semanas después de su boda con una sensación diferente. Había notado pequeños cambios en su cuerpo, y aunque al principio pensó que eran efectos del estrés de la boda y la adaptación a su nueva vida, pronto se dió cuenta de que algo más estaba ocurriendo.
Una mañana, mientras tomaba el desayuno con Luke, decidió compartir sus sospechas.
—Luke, creo que podría estar embarazada —dijo, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y nerviosismo.
Luke dejó la taza de té que sostenía y miró a Nicola con una expresión de pura alegría.
—¿De verdad? —preguntó, tomando sus manos con entusiasmo—. ¿Estás segura?
—Todavía no lo sé con certeza, pero… lo siento, lo sé aquí dentro —dijo, tocando suavemente su abdomen.
Luke la abrazó con ternura, besando su frente con una promesa silenciosa de apoyo y amor. Decidieron confirmar sus sospechas y, efectivamente, después de más de un mes que no le había bajado de confirmó que Nicola estaba esperando un bebé.
La noticia llenó de felicidad a la pareja. Pasaron los días en un estado de dicha, hablando sobre el futuro y cómo sería tener un hijo. Nicola y Luke comenzaron a planificar la llegada del bebé, preparando una habitación y pensando en nombres. Todo parecía perfecto.
Sin embargo, esa felicidad se vio truncada unas semanas después. Una noche, Nicola comenzó a sentir un dolor agudo en el abdomen, seguido de una hemorragia que la aterrorizó. Luke, lleno de pánico, llamó al médico, pero ya era demasiado tarde. Nicola había perdido al bebé.
El dolor físico fue soportable en comparación con el dolor emocional que siguió. Nicola sintió que una parte de ella se había roto, y el vacío que dejó la pérdida la consumió en los días posteriores. Se culpó a sí misma, a su cuerpo, aunque sabía que no había hecho nada para provocar la pérdida. Luke, aunque destrozado por la tristeza, intentó ser fuerte por ella.
—Nicola, esto no es tu culpa —le decía, abrazándola cuando la encontraba llorando en silencio—. A veces, estas cosas simplemente suceden, pero superaremos esto juntos, te lo prometo.
Pero las palabras, aunque bien intencionadas, no podían borrar el dolor ni el sentimiento de pérdida que ambos sentían.
Durante semanas, la casa que una vez estuvo llena de risas y planes para el futuro se convirtió en un lugar sombrío, lleno de susurros y lágrimas. Luke hacía todo lo posible para animar a Nicola, pero también luchaba con su propio dolor. Sin embargo, nunca dejó que eso se interpusiera entre ellos. Sabía que la única manera de superar esto era mantenerse unidos.
Una tarde, mientras paseaban por el jardín en un intento de recuperar algo de normalidad, Luke se detuvo y tomó las manos de Nicola.
—No puedo imaginar lo que estás pasando, Nicola —dijo con suavidad—, pero quiero que sepas que no estás sola en esto. Te amo más de lo que las palabras pueden expresar, y estaré a tu lado, pase lo que pase.
Nicola, con lágrimas en los ojos, lo miró y asintió. Sabía que no podían dejar que la tristeza los consumiera. Juntos, prometieron honrar la memoria de su hijo no nacido y seguir adelante, más fuertes y unidos que antes.
A partir de ese momento, la pareja comenzó el lento proceso de curación. Fue un camino difícil, lleno de altibajos, pero con cada día que pasaba, se acercaban más. Nicola aprendió a perdonarse a sí misma, y Luke, aunque nunca dejó de sentir la pérdida, encontró consuelo en el amor que compartían.
Aunque el dolor nunca desapareció por completo, Nicola y Luke se dieron cuenta de que su amor era lo suficientemente fuerte como para superar cualquier adversidad. Y así, de las cenizas de su pérdida, nació una nueva resolución, seguir adelante, con la esperanza de que algún día, la felicidad que una vez sintieron regresaría, más brillante y más fuerte que nunca.
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Entre secretos y susurros
RomansaEn la opulenta alta sociedad de la Regencia, Lady Nicola Coughlan y Lord Luke Newton descubren una atracción irresistible desde su primer encuentro. Mientras su amor florece, deben enfrentar la crítica social, secretos familiares y un desgarrador do...