13 RECUPERANDO LO QUE ES NUESTRO

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—Las luces están encendidas —susurro—. Aún están despiertos.

Harley se queja detrás de mí, así que me giro.

Después de lo que escuchamos en los muelles, fuimos corriendo al barco, ya que Uma y Harry ya no estaban. Pero están en el camarote, así que ahora no podemos colarnos.

—Hay que esperar hasta que se duerman —le digo, y me cruzo de brazos—. Volvamos a la cama. Una de las dos se queda despierta y avisa a la otra un rato después.

—Yo soy muy impaciente —dice rápidamente—. Será mejor que te quedes despierta tú.

Ni siquiera me deja replicar, porque corre escaleras abajo. Siempre hace lo mismo.

—Por qué será que no me extraña...

~

No sé muy bien cuánto tiempo ha pasado, pero llevo un rato despierta.

Los ojos se me empiezan a cerrar de sueño, y el suave balanceo del barco casi me hace quedarme dormida. La verdad es que no había tenido este sueño en días. Creo que podría descansar un momento, ¿no? No pasará nada, después me despertaré y encontraremos lo que sea que hay que encontrar...

Alguien me sacude bruscamente, y es entonces cuando me doy cuenta de que ya había cerrado los ojos sin siquiera darme cuenta. Frunzo el ceño cuando me encuentro a Harley a mi lado, de pie, sin un poco de sueño.

—Pero ¿tú no estabas dormida? —le pregunto, frotándome la mano por los ojos.

—Sí... pero no pude dormir.

Parpadeo.

—¿Me estás diciendo que me quedé despierta para nada?

Harley se ríe algo nerviosa, jugando con sus anillos, y se aleja un poco de la hamaca.

—Ya estarán dormidos, ¿no?

Tal como lo dice, corre de nuevo hacia la escalera. Tenemos suerte de que eso no despierte a los piratas a bordo. Así que, una vez más, no me queda más remedio que seguirla. Me siento en la hamaca y veo sus pies subiendo los escalones, ya casi para desparecer.

—Algún día la la haré pasear la tabla...

Sacudo un poco la cabeza y reúno fuerzas para no quedarme a dormir en la hamaca. Cuando por fin salgo fuera y el frío me hiela los huesos, la veo parada cerca de la puerta. Las luces están apagadas y no se oye un sonido.

Se gira.

—Fantástico, hermanita, pero la puerta seguro que está bloqueada —me acerco a ella, aún molesta y algo somnolienta.

—Bueno... lo estaba.

Me enseña un pasador de pelo, y es algo que me saca una pequeña sonrisa. Cuando me acerco le doy un empujoncito a la puerta, esta se abre con un chirrido que espero que no los haya despertado.

La luz natural de fuera alumbra lo justo, así que no tenemos que encender ninguna vela.

Avanzo con cautela, tratando de hacer el menor ruido posible. Es como adentrarse en una cueva donde un dragón yace dormido. No podemos despertarlos. Harley se acerca detrás de mí y también es sigilosa. No veo con claridad en la oscuridad, pero lo que distingo es un tanto diferente a como es el camarote de mi madre ahora.

Oímos un ruido, un murmuro adormilado. Ambas nos congelamos, como dos ciervos delante de un coche. Me doy cuenta de que ni siquiera los habíamos mirado cuando me fijo en la cama. Harry se mueve un poco, con el ceño suavemente fruncido, como si su despertar fuera inminente ahora.

Contengo la respiración y espero que Harley haga lo mismo. No muevo ni un músculo, cruzar los dedos para que tan solo vuelva a dormir es todo lo que hago. Él se mueve en la cama. Soy capaz de escuchar los latidos rápidos de mi corazón cuando noto que ha entreabierto los ojos. Levanta la cabeza y se me ponen los vellos de punta.

Y justo cuando creo que nos va a pillar, su mirada pasa del reloj de la mesa a Uma dormida a su lado.

Levanta su brazo izquierdo y le pone una mano en la espalda, para acercarla a él y volver a abrazarla. Dejo escapar un suspiro silencioso pero liberador, y miro a Harley, que parece tan aliviada como yo.

Voy a acercarme a ella, cuando noto algo extraño bajo mi pie. Algo que no es madera.

Cuando bajo la mirada, distingo un sujetador turquesa. Frunzo el ceño; me extraña que mamá, incluso siendo adolescente, dejara ropa así tirada por los suelos. Pero todo cobra sentido cuando vuelvo a mirar a mi hermana, que ahora me señala a otro punto del suelo, donde esta vez hay unos calzoncillos rojos.

Y me doy cuenta.

Se me abren tanto los ojos que creo que se me van a salir de las órbitas, y tengo que taparme la mano con la boca para no hacer ruido al seguir encontrando más prendas de ropa.

Prácticamente se me van los ojos de vuelta a la cama. Están cubiertos hasta el pecho, pero tanto la espalda de Harry como la de Uma están al descubierto.

—Joder —susurro asqueada, acercándome de nuevo a mi hermana—. Teníamos que colarnos justo la noche en la que se enrollan...

—Y ¿cómo crees que nos hicieron? —dice en cierto tono de burla—. Da gracias a que están tapados por la sábana...

Arrugo la cara al imaginarme cómo sería si no estuvieran tapados, pero rápidamente me quito eso de la cabeza.

—Busca por ahí —le señalo la otra parte del camarote—. Y yo buscaré aquí.

Harley asiente con rapidez. Me agacho para empezar a buscar en los cajones de la mesita. Encuentro algunas vendas, pañuelos, cremas e incluso algo de maquillaje viejo de Áuradon. Pero no hay ni rastro del reloj.

Paso al escritorio.

En la mesa hay varios mapas de la Isla y de Áuradon. Me llaman la atención algunos puntos, círculos y rayas pintados en el mapa de la Isla. Da la sensación de que han estado buscando un punto débil en la barrera, por donde poder salir. Sin resultado, claro.

Luego busco en los cajones del escritorio. Hay algunos libros sobre pociones y piratería. También veo plumas de cuervo, algunos collares o pulseras y conchas marinas. Pero lo que me atrae es una cámara vieja y algo rota. La curiosidad me mata, así que la agarro y de alguna forma me las apaño para encender ese trasto viejo desechado por Áuradon.

La primera imagen que veo son Gil y Harry, acurrucados en la cama de Uma. Casi puedo ver ese momento en mi cabeza. Seguramente Gil había tenido una pesadilla y acudió a Uma como me contó, así que ella le dejó dormir en su cama e hizo esta foto.

Tengo que pasar el resto rápidamente, aunque me gustaría poder verlas con tranquilidad. Hay algunas donde salen otros miembros de la tripulación, otras en las que sale el mar de Áuradon, la propia Venganza Perdida...

—¡Lia! —mi mirada se dispara a mi hermana y se pierde de las fotos. Se me dibuja una sonrisa cuando veo que tiene la mitad del reloj en la mano, intacto—. Lo tengo.

—Genial —me limpio las manos contra la ropa tras soltar la cámara—, salgamos de aquí antes de que se despierten.

VIAJE AL PASADO ~ Una historia basada en Descendientes 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora