El secreto de los hermanos Haitani

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A la llegada de la noche ese mismo día, ya que Rindou se durmió —él era de los que solían dormirse demasiado rápido y demasiado temprano, me levanté de la cama en la que estábamos ambos, y me encerré en el baño para hacer una llamada. Era el momento de contactar a mi aliado; tenía que contarle a Ran de los recientes sucesos.

—Hola, enana. ¿Qué tal tu tiempo a solas con mi hermanito?—

—Ran, ayuda. No sé qué hacer, dije algo, y ahora Rindou cree que me gustas, ¿qué hago?—

—¿Qué te dijo? ¿Te preguntó si yo te gustaba?—

—Peor, asumió que me gustabas aunque le dije que no—

—Ay, ¿por qué me toca un hermano así? Si no te cree a ti, no sé qué esperar. Pero, ¿cuál fue su reacción cuando te lo dijo?—

—Pues ninguna, empezó a decir que tú y yo nos veríamos bien juntos y lo tuve que extorsionar para que dejara sus tonterías—

—Ja, es un tonto. Él está convencido de que no tiene posibilidades contigo, así que está dispuesto incluso a alegrarse por ti en esta situación—

—¿Estás seguro que es eso?—

—Sí, estoy seguro. Mira, piensa en esto: si él te dijera que tiene novia o que le gusta alguien, ¿te alegrarías por él?—

—Claramente sí, aunque no fuera conmigo, haría todo por ver a mi Rinrin feliz—

—Él haría exactamente lo mismo. Por eso no reaccionó de mal modo. Se le metió la idea de que no se dará nada contigo, y le da miedo cruzar los límites de la amistad. Pero tú tranquila, enana, lo haremos entrar en razón de cualquier modo—

—Gracias, Merlina. Entonces, ¿qué sugieres que haga estos días?—

—Tú haz lo normal. Sigue portándote con él como siempre lo haces, y consiéntelo para que se dé cuenta de que no soy yo quien te gusta. Además, tú y yo tenemos planes pendientes, así que estaremos en comunicación estos días—

—Bueno, gracias de nuevo, Ran. Me voy a domir—

Finalicé mi llamada con Ran, y regresé a la habitación de Rindou, tratando de no hacer ningún ruido para que él no despertase. Me acosté a su lado, y él de inmediato se movió hacia mí.

—Desapareciste—Balbuceó entre sueños—Quédate a mi lado, Kira—Solicitó, pegándose a mí

No dije nada, simplemente lo acuné en mis brazos, y le acaricié el cabello. Un poco después, me quedé dormida.