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Habían pasado 2 días y aún no había hablado con Cristian, me había mantenido ocupada con el trabajo.

-Alma, quieren hacer una reservación. –Me dijo en la mañana Max, que habló increíblemente normal, es decir, lento para su lenguaje rápido y se adentró a la oficina con unos hombres atrás.

-No esperábamos una mujer tras este negocio. –Me dio su no pedida opinión el tipo 1, dándome la mano–. Un gusto, Félix.

-¿Quién te habló de mi negocio? –Dije tanjante, dejando su mano en el aire y alzando la ceja–. Max, déjanos solos, y ustedes, caballeros, tomen asientos.

-Hay rumores, tu secreto no está tan bien guardado como quisieras, al parecer. –Dijo el tipo 1.

-¿Quién dice que es un secreto? –Respondí, sirviéndome un trago–. No les brindo porque son clientes y aquí los clientes pagan; espero que entiendan mi desconfianza, aunque lo que hago detrás de las cortinas no es ilegal tampoco, solo es a ojos juzgadores poco decente y prefiero que no cualquiera lo sepa; tengo una imagen que cuidar.

-Bueno reina, no importa cómo llegamos aquí sino que ya estamos. La verdad queremos tu salón de atrás por 3 días seguidos, con todo lo que puedas ofrecer. El dinero no es problema. –Me dijo el tipo 2 con voz de gorda, para mí asquerosa; esa gente no me dio buena espina así de primera imagen.

-Tendría que invitar a alguien para las actividades o sería con sus propios invitados y ¿cuándo sería?

-Nuestro jefe viene en una semana por negocios, ya sabes, y debe quedarse 3 días. Me imagino esto más privado que un hotel; solo necesitamos todo a su disposición y nosotros mismos ayudaremos de ser necesario, solo mujeres strippers que al día siguiente no recuerden nada y sería necesario que la parte pública del club en esos días esté cerrada, que el servicio sea 24 horas y respecto a la seguridad tenemos un equipo que estará vigilando el lugar, pero desde el día anterior a la entrada de mi jefe pondremos cámaras de seguridad fuera y dentro del club. Obtendrás muchas ganancias, te lo aseguro. –Continuó el tipo 2.

-Bueno, queridos, aunque aún no me han dicho un número, y sé que será un gran número a consecuencia de sus exigencias y me veo muy tentada, lo juro; quisiera poder ayudarlos, pero no se puede. Estoy seguro de que tomarse esas molestias en vez de estacionar en un buen hotel 5 estrellas para su jefe, que seguro está forrado, es porque se anda en algo chungo. A mí no me importa su jefe ni sus negocios; solo lo quiero lejos a él y a ustedes del mío. –Al terminar mi trago, les abrí la puerta para que salieran.

-Mira bonita, creo que no entendiste. –Dijo el tipo 1 que me trató de poner la mano en el hombro.

-HEHEHE, en primera nada de manitas; en segunda no tengo nada que entender. Váyanse a la mierda los 2 pero fuera de mi local. –Dije ya un poquito alterada después de apartarme para evitar el contacto.

-Mejor vámonos. –Dijo el tipo 2, tomando del brazo a su compañero para largarse.

Salí de mi oficina a los minutos y le hice una pequeña seña a Max que al verla se encaminó hacia mí. Volví a entrar justo cuando vibró mi teléfono en la mesa.

Me había llegado un mensaje.

Desconocido: Necesito enseñarte algo; es importante. Por favor, sé que dijiste que esperara, pero por favor.

Max entró a la sala después de mí sin darme tiempo a responder; sabía que el mensaje era de Cristian aunque aún no lo tenía registrado.

-¿Por qué me trajiste hombres desconocidos y posiblemente peligrosos para alquilar el lugar y no te encargaste directamente? –Dije tomando otra copa.

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