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A los 2 días ya tenía todo listo mi nuevo y de moda DJ, unas botas aceitunas de tacón hasta las rodillas, mi cabello recogido en una cebolla con mechones sueltos a modo de cerquillo, un enterizo ajustado un poco más oscuro que mi calzado, labios y sombras negras, collar y aretes de esmeraldas y una zona VIP prácticamente llena.

Tres grupos de personas se encontraban en la zona VIP del club Pleitesía encabezados con 3 hombres importantes en sociedad.

Antoni Blanco de 25 años, dirigente de una empresa hotelera con bases en todo el continente. Por lo que se le gustan solo mujeres, solo deben ser hermosas y sumisas a todo lo que él quiera. Cuando joven era bastante fiestero y tengo un par de ideas sobre sumisión y posesión que al le pueden gustar.

Poe Leihan 27 años, rico desde la cuna, pintor, con una labia que envidiarían poetas ilustres, pero sin ningún verdadero trabajo. Según los medios sus veladas favoritas son con personas desnudas, bebiendo, fornicando frente a todos y algunos pintando o hasta fotografiando. En fin, fiestas que podría organizar yo, exceptuando la parte de las drogas.

Y Leonard Clayton de 19, hijo del dueño de una petrolera. Fue grabado varias veces en cámara en situaciones que él mismo me demostró que poco le avergüenzan. Bisexual, joven, guapo y con demasiados conocidos, mi socio perfecto.

Antoni y Poe los veo como grandes clientes para fiestas, pero Leonard es justo lo que necesito y lo más gracioso es que a todos les encante solo por unas sonrisas.

La zona VIP estaba llena, todos divirtiéndose y borrachos, ya que claro que antes de mi entrada triunfal debía tenerlos encantados con el lugar. No hay lugar para la falla en lo que planeo.

Al entrar no solo me gané la mirada de los 3 hombres más importantes que había conocido en esa semana sino de casi todos. Fui directo a la mesa de Poe y tiré al piso lo que consumían.

-Es mi club y no permito este tipo de fármacos. Hay muchas maneras de divertirse pero no así o aquí -Dije con una sonrisa mientras ponía los codos en la mesa y me cruzaba de brazos.

-Hola diosa, no sabíamos que no se podía ni que esto fuera tuyo. -Dijo señalando el alrededor.

-Lianet, Poe ¿Me trajiste el cuadro?

-Si está en mi auto.

-Max -llamé a mi segundo haciéndole una seña para que se acercara. -Manda alguien con mi amigo Poe que me tiene un regalo en su auto y pásalo directamente a mi oficina. Y los otros caballeros y las damas por supuesto pueden ir a un lugar mucho más íntimo si así desean ya que esta zona no es para exhibicionismo sexuales, en dicha zona no tendrán que pagar lo que consuman excepto que rompan algo solo deberán pagar la entrada directa y habrá bebida, aperitivos, habitación y dentro de las habitaciones juguetes de toda índole ¿Los pasamos?

Después de que Max guiara a todo ese grupo a la parte de atrás y a Poe a buscar el cuadro me dirigí a la mesa de Antoni.

-Preciosa, puedes pararte -Le dije acariciando el rostro a una chica sentada al lado de Antoni y cuando este le asintió me obedeció.

-Estas preciosa Lianet.

-Gracias, tengo tu chaqueta en mi oficina por cierto.

-¿Tienes una oficina acá? -Me preguntó poniendo la mano en la parte de mi muslo descubierto.

-Sí, de hecho soy la dueña.

-Entonces qué esperamos vamos a dicha oficina para que me entregues mis pertenencias.

-Necesito ver una cosa antes pero puedes adelantarte y ponerte cómodo. -Asentio y cuando Max volvió a donde estaba lo condujo a mi oficina. De ahí fui por mi chico estrella.

PleitesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora