Mantengo los apuntes sobre mi cabeza, repasando, memorizando, a veces tarareo sin ningún motivo. He dejado a mi madre confusa, escucho la suela de sus zapatos, de goma, se están acercando más a mí mientras me maravillo con la ebilla frente a mí. La detallo a más no poder en el papel y estoy seguro de que tomarle una fotografía funcionará. No hay mucho para explayarse: es un accesorio que tanto una niña como una joven de mi edad usaría, dulce, usa colores pastel y está bañado en brillo en su totalidad. Hago un boceto mediocre y creo que me podría salir mejor, pero luego recuerdo que no soy dibujante y aunque lo fuera, no es el punto. La punta de mi lápiz se astilla y hace que el resultado sea aún más crudo. Cuando termino, no me demoro en observar los detalles de mis notas, pues tengo la mayoría dentro de mi cabeza, aunque ahora sé, que si llego a olvidar alguna cosa, podré regresar a los trazos corrientes de esta libreta común.
De pronto, una idea ilumina mi cabeza, sé que es algo que me disgusta, que hasta podría odiar, pero me convenzo de que es la única salida. Tomo mis apuntes y los guardo en la mochila, que esta vez, no va vacía. Sé que es tarde, mi plan inicial era el de quedarse en casa descansando, al final de todo, ha pasado demasiado tiempo y ni siquiera soy consciente de la hora que es, es gracioso el cómo antes no para la vista del reloj y ahora no me importa en absoluto. Supongo que es parte de un nuevo cambio, o es que no quiero afrontar la verdad. La goma de los zapatos suena, cruza por el pasillo directo a mi habitación.
—Tyler, hijo —llama mi madre, y yo, en medio de mi egocentrismo, no encuentro motivo para responder—. ¡Tyler! —la escucho mientras parece perder la paciencia, pero no es por mí, sé que no.
Y una costumbre que nunca se debe olvidar: que no haya tocado la puerta al entrar a mi pieza. A estas alturas no me interesa, creo que hasta lo prefiero así. Y no quiero entrar en malinterpretaciones, no a sus cabellos desaliñados, no a su maquillaje discreto o las arrugas pronunciadas, es algo que debo admitir por más que me cueste, pero a malas he aprendido que dejar soltar es clave para la resolución de problemas, al menos, de la mayoría. Me siento seguro, no hay nada más allá que explicar, si estoy con mi madre, las cosas parecen apaciguarse. Por más que todo sea una vil mentira, un engaño satírico que no hace más que carcomernos la existencia, a ambos, cayéndonos en el limbo terrenal, la neblina que solía cubrirnos los pies ha llegado a la altura de los hombros, la humedad reposa en nuestra médula ósea, se cristaliza y con ella el aire que llevamos a los pulmones. Es una sensación terrible, pero se ha vuelto familiar.
La veo asomarse con una actitud intrigada, y mientras ella es la personificación de la delicadeza y fragilidad, yo soy un bruto descuidado que guarda sus cosas a raíz de un impulso. Lapiceras, tijeras, algunas notas adhesivas estarán bien. Mi madre se acerca a mí y aún no hemos cruzado palabras, estoy demasiado concentrado en lo mío, en el movimiento frenético de mis pupilas y en cómo éstas parecen buscar algo, pero se dan por vencidas al no saber qué y deciden terminar su recorrido en los ojos de mamá.
—¿Vas a la escuela? —finalmente concluye, al estar observándome durante tanto tiempo, y dado a mi conducta más reciente, mis respuestas son obvias, pero no me quejo como lo haría en otras ocasiones. Yo asiento—. ¿A esta hora? Vas a llegar tarde.
He decidido dejar de ser un mal crío desde el incidente con Zack, espero y todo vaya para bien, quiero pensar que es así.
—Lo sé, solo espero poder llegar a tiempo —confieso, dejando aún más intriga plantada en ella, que ha vuelto a arrugar la cara.
—Oye, oye, no, espera —habla apresurada, parece trabarse en ciertas partes y es que la entiendo, estaría igual en su situación. Suspira, yo dejo de mover cosas sin sentido y me acerco a ella, prestándole mi total atención—. Solo quiero saber... ¿por qué tan de pronto...? —su expresión cambia, ahora veo la preocupación en cada uno de sus músculos faciales, luego cambia a una mueca que intenta ocultar el horror, entiendo su mensaje por más que intente ocultarlo—. No estarás pensando...
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Slowtown | Joshler
FanfictionConfusiones y surrealismo. Tyler Joseph está atrapado entre la vida y la muerte, luchando contra sus propios demonios y enfrentando la pérdida de su hermano Zack. En un hospital, su cuerpo intenta recuperarse tras un intento de suicidio; mientras, s...