Con su mente entretenida en asuntos que nada tenían que ver con la materia, Ailinne dio mil vueltas a su encuentro con Caleb durante la noche anterior. Gracias a que el evento había terminado de manera abrupta para ella, su familia no había alcanzado a descubrir que los adolescentes finalmente llevaron a cabo su reencuentro, así como tampoco se enteraron acerca de la cita acordada para verse ese mismo día (después de clases).
A decir verdad, en cuanto su familia había ido a recogerla, no había demasiado que decir al respecto. Ninguno de los cuatro se sentía con los ánimos de comentar en lo mínimo lo que sea que había sucedido en la exposición, limitándose al silencio por lo que resto de la noche, ni siquiera cuando amaneció mostraron interés alguno. A lo que Ailinne se había limitado a asistir a la escuela, escuchando las conversaciones banales que sostenían sus padres junto a su hermana. Tampoco es que le interesara en lo mínimo; no cuando tenía suficiente para pensar.
Caleb... Caleb... Caleb. Ailinne podía sentir el nombre del chico siguiéndola como una especie de encantamiento.
—Silencio. —La profesora demando la atención de los alumnos —Comencemos con la clase.
Las palabras de la docente salían fluidamente, explicando paso a paso con ayuda del diagrama dibujado por ella misma antes de permitir el ingreso de los adolescentes. En los minutos que siguieron, la adulta les explico el proceso a seguir, instándolos a verter el líquido de olor extraño dentro del vaso de precipitado. Sin embargo, varios de los alumnos discutían acerca de la fiesta que tomaría lugar en once días, dividiendo su interés entre el experimento y los preparativos del Ataúd.
Fastidiada de escuchar a sus amigos discutir acerca del disfraz que debían usar, la Castaña trato de escuchar a su maestra, solo para acabar posando su mirada en la exhibición de insectos disecados que tenía cerca. No es que los bichos ante ella le interesaran, sencillamente eran sus ojos intentando disimular sus pensamientos.
—No se supone que debía tener ese color —Tristan les advirtió, ajustando sus lentes sobre el rostro, provocando que Ailinne también volteara a ver lo que hacía su equipo de trabajo.
Todos se inclinaron con curiosidad sobre el vaso, comprobando las palabras del chico. A decir verdad, no eran la única mesa teniendo complicaciones, ya que el grupo que tenían enfrente habían creado una sustancia pegajosa que se derramaba por la mesa y dejaba un olor desagradable en el lugar. Ante el descuido de sus alumnos la profesora termino la clase antes, permitiendo que los adolescentes salieran veinte minutos antes.
Anticipándose a cualquier cambio de último momento, Ailinne se tuvo que admitir que no podía arriesgarse a más de sus propias contradicciones; no cuando por fin podía tener eso que siempre había querido, o de lo contrario era momento de abandonar todas esas ilusiones a las que se había aferrado por al menos dos años.
Sin ánimos de continuar torturándose al respecto, la chica dijo adiós a sus amigos y tomo el camino largo hasta su casa sintiendo que el corazón desbocado estaba por salirse de su pecho a cada paso que iba dando. En un intento por mantener su mente dispersa, la chica optó por conectar sus auriculares y dar inicio a la música, permitiéndose disfrutar de la melodía que llenaba su mente con las memorias de su última fiesta, en donde había estado bailando cara a cara con Caleb. ¿Por qué todo lo llevaba a pensar en él? Detestaba que no importaba lo que hiciera, todo lo redireccionaba a él y la conversación pendiente que tenían.
Tan pronto puso un pie en el interior del parque, noto a los niños correr de un lado a otro compartiendo carcajadas que dejaban en evidencia la diversión. A unos metros del camino que era delimitado por arbustos de bayas que se extendían frondosos en línea recta, Ailinne reparo en el chico que acababa de llamar a un par de pequeños que estaban discutiendo por un juguete. A medida que la Castaña se fue acercando una sonrisa tomo posesión de su rostro, ya que era imposible no escuchar la pelea.
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INEVITABLE ERROR
Teen FictionTras los problemas que atravesaron en el pasado, Ailinne y Caleb aún debían comprender que había temas por resolver. ¿Qué se supone que harían al reencontrarse? Quizá resulte más sencillo ignorar todos aquellos sentimientos, a la vez que pretenden n...