Caída del cielo
Aria sentía una fuerte brisa en su rostro. Abrió los ojos lentamente, confundida, y vio lo lejos que estaba del suelo. Rápidamente se alarmó. Aria caía a una velocidad alarmante desde el cielo. A su alrededor, el cielo era de un azul profundo, salpicado de nubes blancas que pasaban rápidamente. El viento rugía en sus oídos y sentía el aire frío contra su piel. Abajo, el paisaje se extendía en todas direcciones: vastos campos verdes, bosques densos y montañas lejanas. El sol brillaba intensamente, pero su luz no lograba calmar el miedo que se apoderaba de ella.
-Aria: ¿Qué ha pasado? -pensó, mientras el suelo se acercaba cada vez más rápido. Lo último que recordaba era cómo había curado a su hermano Tristan.
El suelo estaba cada vez más cerca, y Aria sentía el pánico crecer en su interior. Justo cuando parecía que iba a estrellarse, alguien la tomó en el aire, a pocos metros del suelo.
-Te tengo -dijo una voz firme.
Era un hombre en armadura, que la sostenía con fuerza. Aria, aún asustada, pensó que era un caballero de su reino, Liones, y se tranquilizó un poco. Sentía que muy pronto estaría con sus padres.
-Aria: Gracias, señor caballero. ¿Me llevará de vuelta a casa?-
El hombre en armadura no respondió de inmediato. Aria miró a su alrededor y se dio cuenta de que el lugar donde había aterrizado no le resultaba familiar. Estaba en un claro rodeado de árboles altos y oscuros, y el aire tenía un olor extraño, como a magia antigua.
-No te preocupes, pequeña. Estás a salvo conmigo -dijo el hombre finalmente, pero había algo en su voz que no la tranquilizaba del todo.
Aria se dio cuenta de que estaba tan equivocada. Este no era un caballero de Liones, y no estaba cerca de casa. La incertidumbre y el miedo volvieron a apoderarse de ella mientras miraba al hombre que la había salvado.Aria seguía al caballero, confiando ciegamente en él. Caminaban a través de un bosque denso y oscuro, donde la luz del sol apenas penetraba entre las copas de los árboles. El aire estaba cargado de una energía extraña, como si la magia misma estuviera distorsionada. A medida que avanzaban, el entorno se volvía cada vez más surrealista: árboles con hojas de colores imposibles, flores que brillaban con una luz propia que observaban desde las sombras.
Finalmente, llegaron a un claro donde la magia era palpable en el aire. Aria miró a su alrededor, sintiendo una mezcla de asombro y temor. El lugar era extraño, pero al poco rato se dio cuenta de que no estaba en Liones, sino en el nuevo Camelot. Su padre siempre le contaba historias del antiguo Camelot, pero nunca se había imaginado que ese lugar había renacido.
-Aria: ¿Dónde estamos? -preguntó, mirando al caballero con ojos llenos de curiosidad y un poco de miedo.
-Caballero: Bienvenida a Camelot, pequeña. Este es el nuevo reino del caos, gobernado por el rey Arthur.-
Aria sintió un escalofrío recorrer su espalda. Aunque el caballero parecía amable, había algo en sus palabras que la inquietaba. Este no era el Camelot de las historias de su padre, sino un lugar lleno de magia y misterio, donde nada era lo que parecía. El lugar estaba distorsionado, no había gigantes ni hadas como los que acostumbraba ver en su reino. En su lugar, había criaturas y paisajes que parecían sacados de un sueño extraño y perturbador.
-Aria: ¿Dónde están los gigantes y las hadas? -preguntó, sintiendo una mezcla de confusión y miedo.
-Caballero: Este Camelot es diferente, pequeña. Aquí, la magia es caótica y las criaturas que conoces no existen. Pero no te preocupes, estás a salvo conmigo.-
Aria no estaba tan segura. Mientras seguía al caballero, no podía dejar de pensar en sus padres y en su hermano Tristan. ¿Volvería a verlos alguna vez? La incertidumbre y el miedo la acompañaban en cada paso que daba en este nuevo y extraño Camelot.
El caballero llevó a Aria directamente al castillo, donde una enorme bienvenida la esperaba. Era como si todos supieran que iba a aparecer. Sin embargo, Aria, desconfiada y temerosa como cualquier niña de tres años, comenzó a llorar, pidiendo a su madre o padre.
-Aria: ¡Quiero a mi mamá! ¡Quiero a mi papá! -sollozaba, con lágrimas corriendo por sus mejillas.
El rey Arthur, que había estado observando desde su trono, se desconcertó al ver a la pequeña llorando. Sin embargo, una chispa de alegría brilló en sus ojos. Esta niña era la misma de la profecía que lo atormentaba en sus sueños. Ella sería su reina.
-Arthur: No temas, pequeña Aria. Estás a salvo aquí -dijo con una voz suave, intentando calmarla-. Eres muy especial, y tu llegada ha sido esperada por mucho tiempo.-
Aria miró al rey con ojos llenos de lágrimas, aún temerosa y confundida. El caballero se arrodilló a su lado, ofreciéndole una sonrisa tranquilizadora.
-Caballero: Tu madre y tu padre estarían orgullosos de ti, Aria. Este es tu destino.-
Aunque las palabras del caballero y del rey eran amables, Aria no podía dejar de sentir miedo y confusión. Sin embargo, algo en su interior le decía que debía de confiar en el rey. Tal vez, en este extraño y nuevo Camelot, encontraría su verdadero lugar y propósito.
ESTÁS LEYENDO
Perdida, Pero Jamás Olvidada 【LANCELOTXOCXARTHUR】
أدب الهواةEn el corazón de Britannia, nacen dos gemelos destinados a cambiar el curso de la historia. Tristan y Aria, hijos de Meliodas y Elizabeth, comparten un vínculo inquebrantable desde su nacimiento. Pero cuando una misteriosa enfermedad amenaza con arr...