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Batalla sin ganador

La batalla en el bosque enredado había alcanzado un punto crítico. Lancelot, con su impresionante habilidad y destreza, había cambiado el curso de la lucha, derrotando a los caballeros del caos con una facilidad asombrosa. Aria, oculta entre las sombras, observaba cada movimiento, su atención dividida entre la estrategia de la batalla y la presencia intrigante de Lancelot.

Aria sabía que debía mantenerse alerta. La ruptura del cubo perfecto había sido un evento inesperado, y la situación se volvía cada vez más impredecible. Mientras los caballeros del caos intentaban reorganizarse, Lancelot continuaba su avance imparable, su figura destacando en medio del caos.

Aria sentía una mezcla de admiración y curiosidad por Lancelot. Su poder y confianza eran innegables, y su presencia parecía iluminar el oscuro bosque. Sin embargo, Aria no podía permitirse distracciones. Su misión era clara, y debía estar preparada para cualquier eventualidad.

Aria observó cómo uno de aquellos caballeros escapaba en una especie de caballo, o lo que fuera eso. Decidió también retirarse, pues ya tenía las respuestas que necesitaba. Antes de que pudiera siquiera pensar en seguir al caballero, Lancelot lanzó un ataque preciso en línea recta que acabó con el tipo en cuestión de segundos.

Los ojos de Aria temblaron ante esto. El temblor en sus ojos era una mezcla de asombro y miedo. Sus pupilas se dilataron, y un brillo de incredulidad se reflejó en ellos. Era como si una corriente eléctrica recorriera su cuerpo, paralizándola momentáneamente. ¿Cómo había derrotado ese chico tan rápido a ese grupo de caballeros del caos en cuestión de segundos?

Aria sabía que debía irse de ese lugar inmediatamente. Retrocedió un paso, rompiendo una pequeña ramita, lo cual hizo un sonido que alertó a Lancelot. Su corazón latía con fuerza, y cada fibra de su ser le decía que debía escapar antes de ser descubierta.

Aria, al romper la ramita y emitir ese maldito sonido, alertó al rubio de ojos carmesí, quien miró en todas direcciones. En ese momento, recibió nuevas órdenes: traer de vuelta a casa a Gawain, quien estaba desaparecida por el momento. Abrió un portal a sus espaldas, desapareciendo lentamente de ese lugar.

Sin embargo, antes de poder desaparecer por completo, sintió un fuerte golpe en su casco que, de no haber sido por este, la habría dejado noqueada. Aria rápidamente se puso alerta y en pose de batalla, sacando su espada. A su alrededor, había un aura espeluznante, demostrando que no por nada tenía su título como futura reina de Camelot.

Aria, al emitir esa presencia abrumadora que con tanto esfuerzo había ocultado, hizo que Anne la llamara de inmediato por su nombre clave.

Anne: -¡¿Ar?! -dijo impresionada, sorprendiendo ligeramente a Lancelot.

Lancelot: -Así que tú eres el tal Ar -habló con un tono serio-. He escuchado muchas cosas sobre ti. Cada enemigo que derrotábamos decía tu nombre clave. Quiero saber, ¿cuál es tu nombre real?

Aria, sorprendida, abrió los ojos un poco, cosa que nadie pudo notar por el casco. Sin embargo, permaneció en silencio. ¿Cómo carajos habían sabido tanto de ella? Decir aunque sea una sola palabra sobre ella causaba una muerte lenta y dolorosa.

Aria se puso alerta. No sabía qué tan fuerte era ese tipo, ya que nunca lo había observado en una batalla real. Sabía que era fuerte, pero no sabía cuánto, lo cual la dejaba sin muchas opciones. La tensión en el aire era palpable, y Aria sabía que cualquier movimiento en falso podría ser fatal

Aria y Lancelot se enfrentaron en una batalla épica, cada uno mostrando sus habilidades y destrezas en un combate que parecía sacado de una leyenda.

Lancelot fue el primero en atacar, lanzándose hacia Aria con una velocidad impresionante. Su espada brillaba con una luz mágica, y cada golpe que lanzaba era preciso y mortal. Aria, sin embargo, no se dejó intimidar. Con una agilidad sorprendente, esquivó los ataques de Lancelot, moviéndose con una gracia casi sobrenatural.

Lancelot: -¡Muéstrame tu verdadero poder, Ar! -gritó, mientras lanzaba una ráfaga de golpes rápidos y poderosos.

Aria bloqueó cada uno de los ataques con su espada, el sonido del metal chocando resonando en el bosque. Su aura dorada comenzó a brillar intensamente, envolviéndola en una luz que parecía desafiar la oscuridad del entorno.

Aria: -No subestimes a la futura reina de Camelot -respondió con firmeza, lanzándose al ataque.

Con un movimiento rápido, Aria desató una serie de cortes precisos, su espada moviéndose como un rayo. Lancelot apenas tuvo tiempo de reaccionar, bloqueando algunos de los golpes, pero recibiendo otros que lo hicieron retroceder.

La batalla continuó, ambos guerreros intercambiando golpes con una velocidad y fuerza que desafiaban la lógica. Lancelot utilizó su magia para crear ilusiones y confundir a Aria, pero ella, con su instinto afilado, logró ver a través de sus trucos. Con un giro rápido, deshizo las ilusiones y lanzó un ataque directo que Lancelot apenas pudo esquivar.

Lancelot: -Eres más fuerte de lo que pensaba -admitió, respirando con dificultad.

Aria: -Y tú eres un digno oponente -respondió, su voz firme y decidida.

La batalla alcanzó su clímax cuando ambos desataron sus poderes máximos. Lancelot invocó una tormenta de energía mágica, mientras que Aria canalizó su poder dorado en un solo ataque devastador -ataque que dejo confundido a Lancelot-.Las dos fuerzas chocaron en un estallido de luz y energía, sacudiendo el bosque y dejando una marca en el suelo.

Cuando el polvo se asentó, ambos guerreros se miraron, agotados pero con una nueva comprensión y respeto mutuo. La batalla había sido intensa, pero ninguno de los dos había salido victorioso. Sin embargo, ambos sabían que este no sería su último encuentro.

Perdida, Pero Jamás Olvidada 【LANCELOTXOCXARTHUR】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora