† capítulo 13 †

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Lucifer estaba tranquilamente sentado en medio de la cama, ya había dejado a Charlie en su habitación y lo unico que quedaba era esperar pacientemente a que el castaño apareciera cuando se le diera la bendita gana. ¡Alastor es tan impuntual! La hora de su encuentro ya pasó, y a esta hora se supone que ya debería de estar dormido, soñando con un lago lleno de sus amados patitos amarillos. ¡Tantos patitos que vayan hacia él con sus preciosas alas abiertas! Aunque eso pasa cuando el pato ataca a alguien, no le importaría ser perseguido por aunque sea un par de patos. ¡Todo en su vida son patos!

Suspiró. Es un buen momento para dormir.

De todas formas Alastor no vendrá.

Se acomodó debajo del edredón, apagando la vela y la oscuridad se apoderó de su gran habitación. Y justo cuando estaba listo para comenzar a dormir, algo tocó sus pies, un escalofrío recorrió su espina dorsal cuando una mano sujetó su tobillo. Su corazón comenzó a palpitar rápidamente por el miedo, sus ojos se agrandaron y un dorado apareció en sus ojos brillando en plena oscuridad. Sus extremidades se congelaron cuando un par de ojos rojos se posaron en los suyos.

Una dentadura brillante se hacía cada vez más grande, su respiración se detuvo cuando algo acarició su mejilla, dedos largos y con uñas enormes sobaban cuidadosamente en esa área. Su corazón volvió a detenerse cuando la vela que él había apagado hace un momento volvió a encenderse con un fuego verde, quiero mientras la habitación completa era rodeada por esa niebla oscura.Quiso correr de ahí, pero sus piernas fueron atrapadas con esos extraños tentáculos.

Su cintura fue sujetada por un par de manos que conoce, su rostro se acercó al suyo y fue cuando lentamente una figura humana parecía brotar de toda esa oscuridad. El rostro del amable vecino que lo cuidaba le sonreía, como si no hubiera hecho una maldita entrada que casi logra que se orine encima. Lucifer jadeo cuanto pronto pudo volver en sí.

Alastor Haworth hizo acto de presencia de la formas más traumante de su vida, y aún no es capaz de procesar que lo que pasó hace un momento no era nada peligroso para él, y aún así sigue temblando mientras se aferra a su peluche de algodón y seda en forma de patito.

Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando Alastor volvió a su forma humana.

-¿Te asustaste, precioso? -dijo con una sonrisa burlona.

Lucifer se encogió en su lugar, evitando mirar a los ojos al contrario. Aún se sentía un poco asustado, él estaba tan tranquilo hace un momento. ¡Gracias a Dios que tiene buena salud! O si no, habría muerto de un paro cardíaco. Y Alastor tendría que vivir con la culpa toda su vida.

"Mi corazón, mi cuerpo... ¡Tonto!"

Frunció los labios haciendo un puchero, mirando con rencor a Alastor. Con los brazos cruzados sobre su pecho mientras asfixia a su pobre pato peluche, su corazón aún sigue igual que antes, palpitando errático. Alastor se rascó la mejilla con culpabilidad, deseaba que Lucifer lo mirara bien, sin rencor pero con cada acción que hacía el mayor temblaba, incluso llegó a sentirse dolido al ser rechazado por Lucifer y lo que le dolía más es que él mismo de causó el rechazo. Quería ser recibido con los brazos abiertos, con una sonrisa y con mucho amor.

Alastor dejó salir sus orejas, y estas se agacharon tristes.

Esta acción llamó la atención de Lucifer, quién dejó de hacer pucheros y se acercó gateando al castaño. El mismo alfa se dio cuenta de ello y sus orejas volvieron a pararse, un punto para sí mismo. ¿Por qué no pensó en usar sus oreias para llamar su atención? Bueno, lo importante es que el rubio al fin lo miraba y no parecía temerle, más bien, parecía felíz... Eso es bueno para él, muy bueno de hecho.

†El Bosque De Las Desgracias† Donde viven las historias. Descúbrelo ahora