Noveno y Décimo Mandamiento

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Al llegar al pueblo junto al señor Ral, Hange se topó con una escena que la dejó helada. Allí, atada a un tronco como si fuera un animal, yacía Nifa, su leal dama de compañía. La multitud, cegada por el odio, la insultaba con saña y la apedreaba sin piedad. El rostro de Nifa, antes lleno de vida, ahora estaba marcado por el terror y el dolor. Hange, impotente ante tal atrocidad, sintió un nudo en la garganta.

Floch, con la voz enardecida, señalaba a Nifa, acusándola de brujería y de haber transformado a su esposa en una criatura demoníaca. Hange, con el corazón en un puño, se cubría el rostro tratando de contener las lágrimas. Sabía que si no actuaba pronto, Nifa sería condenada a una muerte horrible en la hoguera. A pesar del terror que sentía, caminó a lado del señor Ral, buscando una solución desesperada.

 El señor Ral, notando la mirada perdida de Hange, se dedicó a apilar la leña de roble que había traído. El olor a madera húmeda llenaba el aire. Mientras tanto, seleccionaba unas manzanas rojas y jugosas para su hija. Sintiendo la necesidad de romper el silencio que se había instalado entre ellos, preguntó con suavidad.


- ¿Desearía que le llevase algo a su hermano, señorita? Quizás un pan fresco o un poco de queso?

- Sí... esta bien, voy por manzanas -Respondió Hange algo nerviosa.


Hange, con el corazón palpitándole en el pecho, escogió unas manzanas, fingiendo indiferencia. Sus ojos, sin embargo, buscaban ansiosamente en su mente alguna idea, para salvar a Nifa. Ral, ajeno a su agitación, continuaba regateando con el carnicero.  De repente, escuchó unas voces conocidas. Zeke y Moblit, estaban en el pueblo, los escucho decir que querían rescatar a Nifa, Hange no dudo se acercó a ellos con paso rápido, su rostro reflejando una mezcla de alivio y determinación. Zeke y Moblit, sorprendidos de verla con vida, la miraron con cautela. Con un gesto, Zeke les indicó que debían retirarse a la cantina, donde podrían hablar sin ser oídos. 'No es seguro aquí', susurró, su voz apenas audible sobre el bullicio del mercado.


- Muy bien, tenemos que actuar rápido. La hoguera está programada para mañana al amanecer. -Zeke hablo con voz baja.

- Sé que es poco tiempo, pero tenemos que intentarlo. ¿Cuál es tu plan, Zeke? -Pregunto Hange

- Mi idea es infiltrarnos en la plaza durante la noche. Moblit y yo crearemos una distracción, mientras tú te acercas a Nifa.

-  Pero, ¿Cómo la liberaremos? Está atada a un tronco y habrá guardias vigilándola. -Moblit miro a Zeke preocupado.

- Necesitaremos algo para cortar la cuerda. Tal vez podamos conseguir un hacha, creo que Levi puede ayudar.

- ¿El padre Ackerman? Yo pensaba en crear  una distracción, podríamos provocar un pequeño incendio en un establo cercano. Eso debería atraer a la guardia.

- Si, él me esta ayudando -Comento Hange.

- Usted y el padre Ackerman ¿Están juntos? - Moblit levanto ambas cejas.

- Ehhh - Hange se quedo con las palabras atacadas. 

- No pongas nerviosa a Hange, si lo están nadie esta en contra del amor - Menciono Zeke. 


Levi, al notar la intensidad de Petra, decidió engañarla y huir hacia el pueblo para buscar a Hange. Mencionó a Petra que la esperaba en el establo, quien se lo creyó. En ese tiempo, agarró la carreta y empezó su trayecto hacia el pueblo. Al llegar, buscó a Hange y la vio en una cantina en compañía de Moblit Berner y Zeke Yeager. Estaba por aproximarse cuando escuchó el bullicio en la plaza. Se acercó y vio a Nifa atada a un tronco, la iban a quemar. Además, Floch estaba ahí de pie, hablando sobre que era una bruja y que estaba buscando a Hange. Levi se congeló en su lugar; era su culpa lo que estaba por sucederle a la mujer.

EL PADRE ACKERMAN Y LA SEÑORITA ZOËDonde viven las historias. Descúbrelo ahora