Otra vez volaba en la nube de eucalipto y café, fuerte y agradable, Lisa se dejó hundir en ella y desaparecer.
Pero ya estaba semi despierta, su cabeza dolía demasiado como para que sea un sueño, pero la nube seguía allí, debajo de su nariz, calentita y acogedora. Inhaló, llenándose los pulmones de esta.
Y cuando estaba por volver a dormirse, los recuerdos volvieron y Lisa quiso llorar. Si no había espantado a Rosé antes, definitivamente la espantaría ahora.
No era de las que bebían y se olvidaban de todo la noche anterior, recordaba muchas cosas que hicieron su estómago florecer.
Había dormido con Rosé, se habían besado hasta el cansancio y le habían hecho el amor exquisitamente, pero había estado estúpidamente ebria y como lo recordaba, prácticamente había forzado a Rosé.
¿Qué había pensado? ¿Debía despertarla y pedirle perdón?
Estaba en sus brazos, sin embargo, Rosé la tenía abrazada y Lisa había dormido en su pecho y era tan cómodo, era cálido y seguro, y la empapaba de su aroma. Piel con piel, Lisa estaba desnuda y por lo que sentía, Rosé también.
Los recuerdos iban y venían en su mente, su omega toda orgullosa y coqueta, sintiéndose amada y llena de euforia.
Rosé había sido gentil y tierna con ella, la había cuidado y Lisa se le había arrojado, pero no la había separado, eso era lo que quería saber.
Y Lisa le había dicho que la amaba, necesitaba confirmar que Rosé correspondiendo no había sido solo un trozo de sus sueños.
Se enderezó, la mano de Rosé cayendo a su cadera, floja y suave, envío un escalofrío a la espalda de Lisa. El movimiento terminó por despertarla, o al menos un poco.
El brazo que la sostenía se afirmó a su alrededor, siendo posesivo y casi obligándola a volver a recostarse.
—Rosé... —murmuró, adoptando la antigua posición.
La alfa rápidamente la metió en sus brazos, su cabeza quedó en su cuello una vez más.
Tenía que vestirse, veía el reloj de reojo en la mesa de noche y marcaban pasadas las seis y media de la mañana, tenía una cachorra que probablemente despertaría en media hora.
Se sentía una madre terrible, no había visto a su bebé desde la noche anterior.
—Shh, duerme cariño. —la sintió murmurar contra su cabello, su mano acariciando su espalda sin escrúpulo.
Las caricias se sentían muy, muy bien, y relajantes, pero Lisa aunque quería, no podía ceder y dormirse, tenía muchas cosas en mente y una cachorra que atender.
Además del dolor punzante de cabeza, maldita y bendita JiSoo y sus tragos de colores. Y hablando de ella... Recordaba un par de sucesos algo polémicos, pero podía pensar en aquello luego.
—Chaeng. —murmuró una vez más, su mano acariciando el pecho de la alfa sin poder evitarlo.
Tal y como lo recordaba de aquella primera noche, firme y caliente, con unas pequeñas pecas con los que Lisa había estado jugando sin darse cuenta.
La sintió quejarse infantilmente y tapó una risita contra el pecho ajeno, era adorable.
—¿Qué sucede, Lis? Es temprano. —susurró, apretando su abrazo.
—Pero quiero hablar contigo. —suspiro, su nariz frotándose contra la fuente de olor de la alfa.
El café y el eucalipto eran atrapantes, Lisa estaba obsesionada.
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beach girls ଓ chaelisa au
Random❝Lisa sabía solo dos cosas del papá de su bebé, que se llamaba Rosé y que era la alfa más caliente que una omega soltera de veintiun años podría haberse cruzado en una noche de verano. O dónde la omega de veinticuatro años y su cachorra comienzan de...