⌛𝓛𝓪𝓽𝓲𝓭𝓸𝓼 𝓔𝓽𝓮𝓻𝓷𝓸𝓼 💙

Capítulo 11: Momentos

A pesar de lo mucho que amaba a Zhan, Yibo sabía que su madre se opondría a su relación. La señora Wang siempre había sido estricta en cuanto a las expectativas que tenía para su hijo, y Yibo sabía que el amor que sentía por Zhan no encajaba en los planes que su madre tenía para él. Desde pequeño, Yibo había sentido la presión de estar a la altura de las expectativas familiares. Cada decisión, cada paso que daba, parecía ser observado bajo la lupa crítica de su madre, quien siempre había tenido grandes sueños para él: casarse con alguien de buena familia, continuar con el legado de la familia Wang, y mantener su estatus social intacto. La idea de que Yibo pudiera elegir un camino diferente al que ella había trazado era simplemente inaceptable para ella.

Determinando a enfrentar la situación de una vez por todas, Yibo decidió hablar con ella directamente. La citó en su mansión para explicarle lo mucho que amaba a Zhan y para anunciarle que, próximamente, se casarían. Quería hablar con su madre a solas, consciente de que podría decir cosas muy hirientes que lastimarían a Zhan. Yibo quería proteger a su amado de cualquier dolor innecesario, pero también sabía que no podía seguir escondiendo su relación. Era hora de ser honesto y enfrentar las consecuencias, fueran las que fueran.

Cuando su madre llegó, Yibo la invitó a pasar a su oficina. Al principio, la conversación fue superficial, hablando de asuntos triviales mientras ambos tomaban té. La señora Wang parecía relajada, casi sonriente, como si estuviera disfrutando de un momento tranquilo con su hijo. Sin embargo, Yibo sabía que no podía retrasar lo inevitable. Respiró profundamente y decidió abrirse.

-Madre, hay algo importante de lo que necesito hablar contigo -dijo Yibo, su voz firme pero con un toque de nerviosismo.

La señora Wang lo miró con curiosidad, pero pronto su expresión se volvió más seria cuando Yibo comenzó a hablar sobre lo mucho que amaba a Zhan y cómo recientemente le había pedido matrimonio.

-Zhan y yo vamos a casarnos -anunció, tratando de mantener la calma.

La señora Wang dejó escapar una risa amarga, incrédula. -¿Casarte? ¿Con un sirviente? Yibo, dime que esto es una broma -dijo, su voz temblando de indignación.

Yibo sintió un nudo en la garganta, pero mantuvo la calma. -Madre, Zhan me hace feliz. No puedes pedirme que lo deje.

La señora Wang se inclinó hacia adelante, sus ojos llenos de desaprobación. -¿Feliz? ¿Crees que la felicidad es suficiente? La vida no se trata solo de ser feliz. Se trata de deber, de responsabilidad. De mantener nuestra posición en la sociedad. ¿Cómo puedes siquiera pensar en rebajarte de esa manera?

-Es un simple sirviente. No está a tu altura -insistió, su voz cargada de desprecio.

-Zhan es mucho más que eso para mí. Es mi compañero, mi amor, y será mi futuro esposo -replicó Yibo con firmeza, sin apartar la mirada de su madre.

-¿Compañero? -La señora Wang dejó escapar una risa sarcástica. -Esto no es más que una fase, una ilusión. Estás confundido, Yibo. No puedes estar hablando en serio.

-Estoy hablando completamente en serio, madre -respondió Yibo, su tono más desafiante. -Zhan es lo mejor que me ha pasado, y no voy a dejarlo porque tú no puedas ver más allá de tu prejuicio.

La señora Wang lo miró con incredulidad, incapaz de aceptar lo que oía. Su rostro se puso rojo de ira. -¡No puedo creer que seas tan terco! ¿No te das cuenta del escándalo que esto provocará? ¿De cómo nos verá la sociedad? ¡Tu padre se revolvería en su tumba si supiera lo que estás haciendo!

Yibo sintió que la rabia comenzaba a hervir en su interior. Había esperado resistencia, pero no un rechazo tan visceral. -¡No me importa el escándalo, ni lo que piense la sociedad! -gritó, levantándose de su asiento. -Amo a Zhan, y no lo dejaré ni por ti ni por nadie. Sabía que no lo ibas a entender; no sé qué esperaba al hablar contigo, si tú siempre desprecias a las personas que no son de nuestra clase social.