Advertencia: sexo semi público, Draco llamándote "Nena", mención de múltiples orgasmos, quickie.
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La música sonaba por todos lados, la luces eran de un intenso verde, y las personas se volvían locas bailando y bebiendo. Era la fiesta Slytherin.
Draco no ha podido despegar sus ojos de ti, ese vestido negro que agarraba todas tus curvas, era algo que no podía soportar, además de que era corto, dejaba mucho a la imaginación. Te observaba mientras bailabas muy sensualmente con Pansy, y lo mirabas, provocándolo aún más y sabías en lo que te estabas metiendo.
—Te la estás comiendo con los ojos Draco— dijo Theodore a Draco burlonamente—me tiene loco, y lo sabe—gruño Draco. Theodore solo soltó una carcajada.
Draco se puso de pie, y camino hacia ti.—¿Que haces?— le preguntaste—Nos iremos de aquí— dijo firmemente—¿Por qué? ¡Me la estoy pasando muy bien!—dijiste—No me importa, me provocaste ahora lo pagas.—
¿De qué hablaba este hombre ahora? Si lo sabías muy bien.
Y amabas saber que lo hiciste.
En el pasillo no había ni un alma, estaba oscuro y vacío, la única luz, era la luna.
Draco te pegó contra la pared y te beso con todas sus fuerzas, tú lo besaste con igual pasión.
Sus manos fueron debajo de tu apretado y corto vestido negro que tanto lo volvía loco. Lo subió hasta tus caderas, y hizo tus panties rosados a un lado. Paso su dedo con el hermoso anillo que sabía que te volvía loca, por tus empapados pliegues, y gemiste, sabías que no escucharía por la música, así que te tomaste la libertad de gemir alto.
—Joder nena, estás empapada—dijo Draco. Se bajó el zipper de su pantalón negro, y se sacó la polla, era gruesa y tenía venas desde la punta hasta las bolas, te encantaba tanto eso.
Enrollaste tus piernas a su alrededor, y con fuerza, entró en ti y gritaste, del placer tan grande que estabas sintiendo. Al principio era lento, pero nunca hacían el amor, follaban, rudo.
Tu garganta ya dolía de tanto gritar y estaba rompiendo
Y eso era lo que querías.
—Joooder, estás tan apretada nena, ¡mierda me voy a correr!— gimió Draco. Gemiste en repuesta, y sentías ese nudo familiar en tu estómago que pronto explotaría.
—¡Me estoy corriendo!—Gritaste, y te corriste, y Draco te seguía más atrás, corriéndose con fuerza.
Te puso en el suelo y te ayudo a arreglar tu vestido, y su pantalón.
