¿Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde?
Yoongi y Hoseok, dos almas destinadas a encontrarse para unirse y sanar juntas el dolor acumulado a lo largo de sus vidas, pero cada uno lo sobrelleva de diferente manera: Hoseok no deja que su corazón s...
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Nam se adelantó en tanto Taehyung guiaba al chico con toda su amabilidad.
Pasaron a la cocina y luego se dirigieron a un lado de la casa donde había un montón de habitaciones, y le entregaron una, obedeciendo las indicaciones de Min Jungkook.
Era una habitación mediana, con una cama, una mesita de noche, una cajonera, un pequeño escritorio y una televisión.
Sentado en el borde de la cama, Hoseok comía el sándwich de jamón y queso, y bebía un vaso de leche mientras escuchaba a los empleados a su lado hablarle un poco de la casa y haciendo sus propias preguntas.
—Aquí solo vive el señor Jungkook y su hijo Yoongi, viene de visita a veces la novia del amo Jungkook pero casi siempre se queda a dormir. He escuchado que ya tienen planes de vivir juntos —relataba Taehyung—. Pero solo debes mantenerte ajeno a sus problemas, siempre hay gritos y peleas, pero es lo más normal aquí, así que no vayas a asustarte.
Nam sentada a su lado, cruzó las piernas mientras lo miraba comer. —¿De dónde vienes? ¿De dónde te sacó el amo? —preguntó con indiferencia viéndolo de los pies a la cabeza.
—De la calle... No me fijé y casi me atropella... Luego me ofreció el trabajo de cuidar de su hijo —dijo sin más detalles.
—Uy —expresó Taehyung con cierta preocupación—, ese niño consentido y sin modales, te tocó lo peor... Yo preferiría lavar los retretes con mis manos sin guantes, incluso lamer el piso antes de trabajar cuidándolo.
—¿Qué...?
—Nada —respondió Nam—, ahora quítate la ropa para ver si esta te queda, también tienes qué probarte el uniforme.
Hoseok dejó el vaso vacío y el plato en la mesita de noche y rápidamente se sonrojó.
—¿Dónde podría quitarme la ropa...? —avergonzado por la presencia de la chica, decidió no quitarse nada frente a ella.
—No creo que tengas mucho para ver, pero está bien, que Taehyung se encargue, adiós —salió dejándolos a solas.
Ambos se levantaron y el empleado se ofreció a ayudarlo.
—No le hagas caso, Hoseok, Nam está resentida con la vida porque no pudo conquistar al amo, ignora su comportamiento —mencionó sujetando la ropa de dormir nueva que le habían buscado.
Hoseok se quitó la camisa y con su desnudez expuesta, dejó al descubierto todas las marcas del cinturón y el palo, los instrumentos con los que sus padres lo agredían.
Sin disimulo, Taehyung se quedó boquiabierto al ver todos los moretones y marcas, las costras resecas y los raspones.
—¿Al amo?
—¡Hoseok! ¡¿Qué te ocurrió?! —cuestionó asombrado.
Pero Hoseok rápidamente se avergonzó de que lo viera así y deprisa se colocó la camiseta.
