🪻🧺saison des fleurs🧺🪻

¿Emma?,¿no eras xxx?

- (al carajo, me rindo por completo tampoco es como si "el" se mereciera toda mi preocupación y más si fue para tratarme así) - 

maldecía en su mente estaba harta de pensar en aquel teñido toda la mañana, no salía de su hueca cabeza como le denominaban sus amigos 

si no fuera imposible ella estaría echando humo por tan solo recordar las actitudes del teñido, quizás no se encontraba enojada con él, pero había algo que la hacía enojar o alguien, o tal vez realmente solo buscaba una excusa para estar molesta

el delineado se estropeaba de a poco lo cual la joven no se daba cuenta por seguir pensando por lo de ayer, no fue hasta que se picó el ojo que se dio cuenta, tenía casi todo el ojo cubierto de negro 

-mierda, aparte de sobre pensar también mi maquillaje se arruino-

otra cosa que agregar a sus molestias del día, no le quedo de otra que iniciar de cero su maquillaje 

realmente hoy no era su día, bueno nunca lo era no sabía si es por su torpeza, timidez u fue maldecida, realmente cualquier cosa podría tener sentido con ella 

una hora más frente al espejo mientras la joven se estresaba más y más por conseguir el delineado que tanto deseaba y el poder ocultar su pequeño bulto de la garganta que tanto le incomodaba 

tras finalizar su "gran" desafío, se terminó de alistar probándose un vestido de color azul claro largo que le cubría sus largas piernas, siendo este de unas mangas cortas estas teniendo olanes, siendo simple el vestido realmente hacia lucir feliz a la chica de gran estatura al verse el espejo hizo que toda preocupación desapareciera y se viera como la mujer más linda del universo ante sus ojos por el tiempo que estuviera con aquellas prendas sentía que podía olvidarse de toda preocupación que tuviera  en su cabeza cosa que si fue .

Emma respiró hondo y, con una última sonrisa que reafirmaba su reflejo, bajó las escaleras. Se sentía diferente, como si aquella pequeña batalla en el espejo le hubiera dado una dosis de confianza extra. Saludó a su padre, quien, al verla, sonrió con un orgullo que a ella le reconfortaba en el fondo, aunque siempre intentara restarle importancia. "Hoy sí que luces radiante, Em," le dijo, y ella simplemente asintió con un leve "gracias" antes de salir.

La brisa fresca de la mañana le rozó el rostro al pisar la calle, y por un momento Emma se sintió ligera, casi libre. Sabía que debía sacarse de la cabeza a aquel "teñido", ese amigo que tanto le había dolido la noche anterior. "No merece mis pensamientos," se repetía en un intento de convencerse.

Sin embargo, justo cuando empezaba a disfrutar del sonido de sus propios pasos, se cruzó con dos rostros conocidos de su pasado. Eran excompañeros de la secundaria, y aunque no los había visto en años, la incomodidad se instaló rápidamente en su pecho.

Uno de ellos, un chico alto de cabello oscuro, la miró un segundo antes de saludar con una expresión dudosa.  -"Eh... ¿Eres...?"- comenzó a decir, visiblemente confundido, sin recordar su nuevo nombre. El otro, en cambio, le lanzó una sonrisa burlona que ella conocía demasiado bien. -"Pero si es él,"- enfatizó, dejándole claro que no era un simple despiste, sino una provocación intencionada. Su mirada estaba cargada de esa actitud condescendiente que Emma había aprendido a reconocer demasiado bien.

Por un instante, las palabras quedaron suspendidas en su garganta. Sintió que el pequeño bulto de su garganta latía con fuerza, pero esta vez no iba a dejar que la hicieran retroceder. Mantuvo la calma y decidió responder sin darle el gusto de ver su incomodidad.

-A si soy Emma- dijo mirando directamente a ambos, manteniendo una expresión serena. El primer chico parpadeó, algo avergonzado al darse cuenta de su error, mientras el otro soltaba una risa cargada de malicia.

-¿Emma, eh? No pensé que te vería así...- murmuró el otro con ironía, sin molestarse en ocultar su tono desdeñoso.

Emma lo miró sin inmutarse, como si sus palabras le resultaran tan irrelevantes como el ruido de fondo. -Ajá. Ya sabes, la vida sigue- respondió con una ligera sonrisa, y con la misma indiferencia que mostraría alguien al ver llover. Luego, sin mirar atrás, continuó su camino. Aunque por dentro sentía el eco de aquellas palabras, se obligó a sí misma a mantener la calma, recordando que era mucho más que cualquier burla o prejuicio.

tras caminar un rato escucho como alguien la llamaba al voltear vio como era el chico de cabellera oscura y de baja estatura 

-Emma perdóname mi hermano es un imbécil- aunque no se notara en su cara su voz demostraba lo apenado y mal que se sentía 

el de baja estatura no quería o eso suponía Emma el querer hacerle missgender,y agradecía que se disculpara ese acto le hizo sentirse mejor tras sufrir algo que no le ocurría hace tiempo

-agradezco tus disculpas pero quien se supone que lo haga no eres tu....-

-Lily, Bueno es Liam pero me puedes llamar así-

el joven extendió su mano con algo de vergüenza por la sonrisa de aquella belleza juvenil la cual sentía que era la que sus canciones hablaban  no era un romántico pero era un secreto  empachoso que ahora sabia a quien le pertenecías aquellas noches 

-con que lily,me suena tu cara pero por alguna razón no te recuerdo ,perdón si acabo de sonar grosera-su sonrisa permanecía era una igual a la de un ángel 

oh hermoso Ángel  tus alas son incapaces de extenderse y muestres tus ojos divinos ,pero muéstranos, muestrales ,muéstrame lo pura y hermosa que eres, todos te esperamos 

-es que solo estuve medio año es tercer curso-una conversación fluyo sin importar el recién malentendido el viento volaba junto a las palabras ,eso era todos los días esa era su vida 

oh querido Ángel muéstranos el camio y guíanos con tu alas que aun no reparas 

oh Ángel no nos defraudes 

oh mi niña siempre te amare aun que espinas te pinchen tus alas

.

oh querida siempre te amare aun que siga aquí encerrada

.

oh mi niña lamento lastimar tu alas al igual que manche a ese pobre lirio 

.

perdóname mi ángel que sigues en este mundo

.

oh querida Emma discúlpame por cortarte tus alas y quitarte un par de tus ojos  

oh querido Ángel  yo no quise ser una rosa que te cortara