Little bunny (3)

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Nayeon se quedó en casa al día siguiente e ignoró el mensaje de buenos días que Tzuyu le había enviado, pues ahora no podía dejar de pensar en las palabras de su padre ¿Qué pasaría si tenía razón? Ella no podría resistir que Tzuyu la usara para pasar el rato.

Ella sabía que Tzuyu no era ese tipo de chica, pero su padre tenía un punto, él era un alfa y entendía como pensaban, además no podía negar su realidad, a ojos de la sociedad ella era menos que Tzuyu por ser una omega.

Nayeon suspiró con cansancio, no quería seguir pensando en eso, así que se levantó de la cama y fue a prepararse el desayuno pues intuía que su padre se había marchado hace unas horas, entonces no habría nadie que la molestara o le gritara por todo.

Mientras desayunaba, el timbre de su casa sonó, ella se levantó y abrió, su rostro cambió a uno de total sorpresa cuando vio a Tzuyu con una caja pequeña en su mano izquierda y unas flores en la derecha.

Nayeon tragó en seco sin saber qué decir, así que solo se quedó ahí parada. La taiwanesa por otro lado, movió sus pies con nerviosismo, tomó una honda respiración y se animó a hablar -Hola Nay, pasaba por aquí y bueno… quería darte algo- habló rápido, agradeciendo porque su lengua no se trabó y pudo entenderse lo que dijo.

La coreana sonrió pues estaba feliz de ver a la alfa frente a ella, sobre todo haciendo esos lindos gestos que solo ponían más inquieta a su omega -Oh, claro ¿quieres pasar?- su voz tensa provocó una sonrisa en el rostro de la taiwanesa, quién asintió en respuesta a esto. Nayeon se hizo a un lado para que la más alta entrara y fue entonces que recordó que aún tenía su pijama puesta, ésta consistía en un pantalón de algodón junto a una blusa de tirantes.

La vergüenza invadió su cuerpo, pues seguramente se veía fea, ya que no tenía maquillaje -Siento mucho que me veas así- su voz apenada desconcertó a Tzuyu, quien tomó asiento en un sofá.

-¿A qué te refieres?- su ceño fruncido se veía adorable y solo provocó que la omega de Nayeon se alborotara un poco más.

-Tiene poco que desperté, seguramente me veo fea- se abrazó a si misma mientras se encogía un poco frente a la menor.

El semblante de Tzuyu cambió por completo a uno de disgusto -No vuelvas a decir eso- su voz seria asustó a Nayeon, pues la hizo creer que había hecho enojar a Tzuyu.

-Pero es la verdad Tzuyu, solo mira lo que uso, parece sacado de la basura- miró al suelo, temerosa porque Tzuyu le de la razón y se vaya, porque ¿Qué alfa querría a una omega fea como ella?

En cambio, Tzuyu dejó los regalos a un lado y se levantó, tomó el mentón de Nayeon y acarició su mejilla con el pulgar -Para mí siempre te vas a ver bonita- besó su frente y después ambas mejillas. La omega de Nayeon enloqueció con esa acción.

El pecho de la mayor se llenó del calor ahora conocido que siempre aparecía cuando estaba con Tzuyu y como resultado, sus mejillas se colorearon de un tono rosado. Tzuyu por su parte, también pudo sentir a su alfa feliz, lo que la llevó a liberar más feromonas que envolvieron la habitación y a Nayeon.

La omega podía sentir su corazón latiendo como loco, pues parecía estar a punto de salirse de su pecho, esto aumentó más cuando la alfa le alzó el mentón y usó su pulgar para jugar con el labio inferior de la mayor -Eres una omega muy pequeña y bonita- le dijo la taiwanesa al oído para después aspirar el olor de su cabello.

Nayeon tembló y sin poder contenerse un pequeño gemido salió de sus labios cuando escuchó la palabra “pequeña”. Tzuyu que estaba embriagada con el dulce coco que desprendía la omega, no lo notó.

Tzuyu siguió susurrando en su oído -Por favor, no vuelvas a expresarte así de ti, eres hermosa y no necesitas arreglarte para serlo- miró directamente a los ojos de Nayeon y siguió tirando del labio inferior de ésta -Prométeme, bonita- pidió en un susurro contra los labios de la omega.

Nayeon cerró los ojos y suspiró un poco cuando sintió el aliento de la alfa contra sus labios -Lo-lo prometo alfa- contestó en medio de un suspiro.

Tzuyu hizo que sus narices se acariciaran en un beso esquimal antes de por fin conectar sus labios. Nayeon apretó el pantalón de su pijama con las manos, sin saber qué hacer con ellas.

La alfa rodeó su cintura usando la mano que tenía libre y las juntó más, Nayeon tembló, sintiendo el pecho de la taiwanesa latiendo contra el suyo.

Tzuyu se veía experimentada, no titubeaba en sus movimientos, solamente se dejaba llevar y confiaba en sus instintos, pero a la omega le costó más, pues no sabía cómo actuar en esas situaciones ya que, a diferencia de Tzuyu, ella solo había estado en una relación con una alfa antes y no funcionó.

La respiración de Nayeon se atascó en sus pulmones con un jadeo en el momento en que Tzuyu mordió su labio inferior y tiró de él de forma lenta, para después aprovechar el shock de la mayor y sumar su hábil lengua al beso.

La coreana dejó salir un gemido más fuerte y sus feromonas se dispararon en el momento en que sintió la lengua húmeda acariciando la suya y posteriormente una succión. A este punto, sus dedos estaban blancos por la presión al cerrar las manos con fuerza contra su pantalón.

Tzuyu siguió moviéndose de forma hábil y experimentada, dejándose llevar por el momento y el olor del café con tabaco mezclado con unas notas de dulce coco. La mano que sostenía el mentón de la coreana bajó hasta la cintura de ésta e hizo pequeños círculos con sus dedos sobre la piel caliente que la blusa de tirantes dejaba ver.

Nayeon no pudo soportarlo más y rodeó el cuello de Tzuyu con ambos brazos para intentar juntarse lo más que se pudiera.

Cuando ambas cortaron un poco el beso para recuperar la respiración, Nayeon besó la mejilla de la taiwanesa y habló desde lo más profundo de su ser -Te quiero, alfa-

Tzuyu no pudo evitar la enorme sonrisa que se plantó en su rostro -Yo también te quiero, Nay- besó sus labios una vez más aunque en esta ocasión fue de forma tierna.

Cuando ambas se separaron, Tzuyu tomó una vez más la caja y las flores -Pequeña, ¿Quieres ser mi novia?- extendió los regalos para que la coreana los tomara, sin embargo comenzó a preocuparse cuando notó a Nayeon sin saber qué decir o hacer y su sorpresa fue mayor en el momento en que unas cuantas lágrimas descendieron por sus mejillas.

Tzuyu tragó en seco, sin saber qué hacer. Nayeon por su parte, secó las lágrimas con el dorso de su mano -¿Por qué, Tzuyu? Hay omegas más inteligentes y bonitas que yo- su voz rota provocó un sentimiento de angustia en el pecho de la alfa.

La taiwanesa suspiró -Eso no es cierto Nay, eres la omega más bonita e inteligente que conozco, e incluso si no fuera así, tú me gustas, no quiero a otras omegas, quiero a Im Nayeon, la pequeña conejita blanca que siempre parece estar asustada, pero que tiene el corazón más grande que existe- dejó las flores a un lado y abrió la caja, de ahí sacó un collar en forma de corazón que abrió para mostrarle una foto de ellas, era una de las primeras fotos que se tomaron cuando apenas se conocían.

-Entonces, ¿quieres ser mi omega?- las mejillas de Tzuyu estaban sonrojadas, algo que Nayeon pocas veces había visto.

La omega sonrió, besó la mejilla derecha de la alfa y asintió -¡Claro que sí!- respondió llenando de besos a la taiwanesa, quien soltó pequeñas risas.

Little bunny // Natzu [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora