Ella prácticamente me ha advertido que tenga cuidado al dormir, insinuando que sus intenciones son perjudiciales para mí. Con una rapidez que apenas puedo describir, me encuentro escribiendo las dos biografías que tengo entre manos, casi a punto de finalizarlas. Ambas requieren un desenlace que estoy a punto de proporcionarles, un giro que podría cambiar el rumbo de la narrativa que he estado construyendo.
A pesar de la emoción que siento por mi trabajo, la vida en esta mansión sigue siendo un constante motivo de asombro. De repente, la puerta de la oficina se abre de golpe y entra Hillary, con el rostro visiblemente enrojecido. Me pregunto si su enfado se debe a la marca en mi cuello, que ahora me esfuerzo por ocultar; es probable que su madre le haya informado sobre lo sucedido, lo que añade una capa de tensión a la situación.
Afortunadamente, llevo puesta una camiseta de cuello alto que disimula la marca, pero en ese momento, un grito resuena en el aire, lo que me hace apretar mi computadora con fuerza. La expresión de Hillary, llena de ira, me provoca una mezcla de inquietud y curiosidad. La atmósfera se vuelve densa, y me doy cuenta de que estoy en el centro de un conflicto que podría tener repercusiones significativas en mi vida y en las historias que estoy a punto de concluir.
—¿Qué sucede, Hillary?
—¿Quién es la mujer que te está buscando? —pregunta acercándose a mi—. ¡Está causando un gran alboroto!
—No sé de qué hablas...
—¡Hay una mujer muy atractiva y madura que afirma ser tu prioridad número uno! —grita—. ¡Tienes una relación!
—Por supuesto que no, esto es un malentendido.
—¡Delaney Rymer! —gritan tan fuerte que me levanto de golpe.
¿Qué demonios hace Tessa aquí?
La ansiedad me consume, y la desesperación se apodera de mí. Mi relación con mi jefa siempre ha sido complicada; no la tolero, pero su presencia es crucial en mi vida. No puedo permitir que su bienestar se vea comprometido en este lugar, donde los peligros son inminentes y la amenaza es real. La idea de que algo le pueda suceder a ella por mi negligencia me llena de un profundo temor, y me siento atrapada entre mis sentimientos y la necesidad de protegerla.
Tessa ha llegado porque no respondí a sus mensajes, y su obstinación es inquebrantable. No puedo creer que esto esté sucediendo; una de las personas que más valoro se encuentra en la casa de alguien que podría ser una asesina, y todo por mi culpa. La noche avanza rápidamente, y el reloj marca casi la medianoche. No puedo permitir que Tessa se marche de aquí, no sin asegurarme de que esté a salvo. La angustia me invade al pensar en las posibles consecuencias de su decisión de estar aquí.
Hillary se acerca a mí con una suavidad que contrasta con la tensión del momento. Con un gesto delicado, aparta un mechón de mi cabello detrás de la oreja, provocando que se me erice la piel. Su mano se aferra a mi cintura con una fuerza que me resulta abrumadora, y me besa en la mejilla, un gesto que me hace sentir vulnerable. Su altura me recuerda la diferencia de poder que existe entre nosotras.
—Desprecio las mentiras, Delaney —gruñó—. Pero esa mujer tiene sentimientos por ti.
—Y yo por ella —respondí, notando su incomodidad—. Pero no de la forma que imaginas.
Me distancio de ella y me dirijo hacia la salida. Ella no me sigue de inmediato, pero al momento de descender las escaleras, oigo sus pasos apresurados detrás de mí. Siento cómo la tensión se acumula en mi mandíbula mientras continúo bajando, y al llegar al final, me encuentro con Hellen, quien se interpone en el camino de mi jefa, bloqueando su acceso.
Al cruzar miradas con Tessa, su expresión de furia se transforma en una sonrisa, lo que me da un pequeño respiro. Sin embargo, antes de que pueda avanzar hacia mi jefa, Hillary me detiene al agarrar mi brazo con firmeza. En un movimiento decidido, consigo zafarme de su agarre, sintiendo la necesidad de seguir adelante sin más obstáculos.

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H de ? :¿Quién mató a Brais?
Misterio / Suspenso¿Escribir la biografia de un muerto? Delaney Rymer es una escritora que está luchando contra la propuesta que le cambiaría la vida, aunque su instinto le dice que no debe escribir la biografía de la biografía de un muerto. A pesar de sus reservas...