Capítulo 8

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Habían pasado algunos días desde que Diane regresó a la escuela, y aunque yo había intentado ignorarla, el ambiente no dejaba de volverse más pesado. Esa mañana, cuando entré al colegio, las miradas se volvían hacia ella. Diane caminaba por el pasillo, con la cabeza baja, y no era solo el moretón en su rostro lo que llamaba la atención, era algo más en su actitud: distante, apagada.

Decidí enfocarme en Lina. Ella estaba ahí, como siempre, lista para arrastrarme a la siguiente conversación trivial. A pesar de que me sentía inquieto por todo lo que pasaba, seguí fingiendo que no me importaba. Después de todo, había dejado a Diane fuera de mi vida, y así debía quedarse.

Mientras caminábamos juntos, Lina habló de los planes del fin de semana, pero no podía concentrarme. Jaden, por otro lado, no dejaba de mirar hacia donde estaba Diane. A mitad del pasillo, la vi detenerse en su casillero, y su figura parecía aún más pequeña de lo que recordaba. Su labio estaba partido, y el moretón en su pómulo seguía ahí, más notorio que antes.

Jaden se acercó rápidamente. Sabía que no iba a dejarlo pasar. Me quedé a cierta distancia, observando cómo él la detenía antes de que pudiera irse.

—Diane, ¿qué te pasó? —le preguntó, con una mezcla de preocupación y urgencia en su voz.

Diane lo miró fríamente, sin la más mínima intención de hablar con él. —No es asunto tuyo —respondió de manera seca y sin emociones.

—No puedo hacerme a un lado y no decir nada —insistió Jaden, sin rendirse.

Ella lo ignoró y se fue, dejándolo ahí, solo. La tensión en el pasillo era palpable, y aunque intenté alejarme con Lina, no podía quitarme de la cabeza esa escena.

Más tarde, de vuelta en casa, las cosas tampoco mejoraron. Jaden estaba molesto, caminando de un lado a otro, sin saber qué hacer con lo que había visto. Jayla, como siempre, mantenía una mirada serena, pero también estaba preocupada. Me había dado cuenta de cómo me miraban a veces cuando estaba con Lina, como si supieran algo que yo no.

—No sé qué está pasando con Diane —dijo Jaden, finalmente rompiendo el silencio después de la cena—. La vi hoy, y algo está muy mal. No es solo el moretón, es todo su comportamiento. Está completamente diferente.

Jayla asintió, sentada en el sofá con una taza de té. —He intentado hablar con ella en los últimos días, pero apenas me responde. Está cerrada, como si no quisiera que nadie se acerque.

Yo, que había estado en la mesa revisando algo para la escuela, traté de no mirarles. No quería involucrarme en esa conversación. Había tomado una decisión de alejarme de Diane, y no planeaba cambiar de opinión ahora.

—¿Y tú qué dices? —Jaden me miró fijamente—. ¿No te importa en lo más mínimo lo que le está pasando?

Suspiré, sabiendo que no iba a poder evitar el tema. —No es mi problema, Jaden. Si ella no quiere hablar, no voy a obligarla.

Jaden sacudió la cabeza, frustrado. —Es increíble que puedas ser tan indiferente.

—No se trata de ser indiferente —le respondí, tratando de mantener la calma—. Es que no tiene sentido que me meta en algo que ella no quiere compartir conmigo.

Jayla intervino suavemente. —Javon, a veces las personas necesitan ayuda aunque no lo pidan directamente. No estamos diciendo que la obligues a nada, pero no puedes ignorar lo que está pasando.

Antes de que pudiera responder, el timbre de la puerta sonó. Me levanté rápidamente, agradecido por la interrupción.

—Yo me encargo —dije, dejando la conversación atrás y yendo hacia la puerta.

La chica de al lado | Javon Walton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora