inicia la 4ta gran guerra ninja

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En la preparación para la guerra, la aldea de la hoja, junto con sus aliados, mantenía un nivel de alerta máximo. Killer Bee, el jinchuriki del Ocho Colas, estaba escondido en un lugar secreto para protegerlo de los planes de Tobi. La esperanza de que Naruto no se dejara capturar por Tobi mantenía a todos motivados, a pesar de la desoladora situación.

En el desierto, las tropas de las aldeas estaban alineadas bajo un cielo grisáceo y amenazador. Los comandantes de cada escuadrón tomaron el mando, y el ambiente estaba cargado de una mezcla de determinación y desesperanza. Los líderes de las aldeas dieron discursos poderosos, enfatizando la importancia de la unidad frente a la amenaza inminente. Las rivalidades pasadas fueron dejadas de lado, mientras todos se preparaban para luchar por la supervivencia de la humanidad.

Tobi y Deidara, al mando de las fuerzas de Akatsuki, habían desplegado a los resultados del Edo Tensei, convocando a los antiguos ninjas resucitados para luchar en la batalla. La intención de Tobi era clara: capturar a los jinchurikis restantes para completar la formación de la Diez Colas y llevar a cabo su plan para el Tsukuyomi Infinito, un genjutsu que sumiría al mundo en un sueño eterno bajo su control.

Los soldados de las aldeas comenzaron a avanzar en diferentes direcciones, enfrentándose a las tropas de Tobi y a las bestias resucitadas. La batalla se desató en un caos de ninjutsu y enfrentamientos feroces, con cada escuadrón luchando con todo lo que tenía para proteger sus hogares y sus vidas.

Mientras tanto, en otro lugar, Naruto y sus aliados continuaban con sus propios planes, sabiendo que la batalla que se libraba en el desierto era solo una parte de una guerra mucho más grande. La batalla final entre la esperanza de la humanidad y la amenaza de Tobi estaba en marcha, con cada bando luchando por el control del destino del mundo.

A medida que las batallas en el desierto se intensificaban, las fuerzas de Akatsuki empezaron a desplegar a sus enemigos más temibles. Los enfrentamientos con zetsus blancos y ninjas reanimados, aunque difíciles, solo habían sido un preludio. Ahora, los enemigos más poderosos y sus aliados resucitados avanzaban, cambiando el curso de la guerra.

Las líneas de batalla se volvieron caóticas. Los ninjas de las aldeas se encontraban ahora cara a cara con los más temidos de los resucitados: figuras legendarias de épocas pasadas, cuyo poder había sido amplificado por el Edo Tensei. Los líderes de las aldeas daban órdenes mientras sus tropas se esforzaban por contener el avance de estos adversarios formidables.

En medio de la confusión, los jinchurikis restantes, que eran el objetivo principal de Tobi, luchaban por mantenerse a salvo. Cada aldea estaba organizada en divisiones especializadas para enfrentarse a estos enemigos. Las alianzas entre aldeas se pusieron a prueba mientras las tácticas antiguas se adaptaban a nuevas realidades.

El desierto se convirtió en un campo de batalla infernal. Las técnicas más devastadoras se usaban una tras otra, y el suelo temblaba bajo el impacto de los ataques. Las estrategias eran constantemente modificadas, y cada líder de escuadrón tenía que tomar decisiones rápidas para manejar la situación.

Entre los combates, los soldados luchaban no solo por su propia supervivencia, sino también por un futuro libre de la amenaza de Tobi. La unidad y el valor de los shinobis se volvían más evidentes mientras enfrentaban cada ola de enemigos con la esperanza de que, a pesar de la desesperación, podrían cambiar el destino del mundo.

En el manantial de agua cristalina, la calma del lugar se vio rota por el agonizante sufrimiento de Naruto. Sus gemidos se mezclaban con el sonido del agua, mientras él yacía en el suelo, sumido en un dolor inexplicable que parecía desgarrar su cuerpo desde adentro. Sus ojos, rojos y sangrantes, reflejaban la intensidad del tormento que estaba experimentando.

Naruto shippuden norowareta chiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora