Naruto shippuden norowareta chi

Un amigo en busca de Naruto

Mientras Sasuke observaba, lleno de confusión y asombro, la escena dio un giro inesperado. Kabuto fue levantado bruscamente del suelo, una mano firme alrededor de su cuello. Era Naruto… o al menos, parecía Naruto. Sin embargo, había algo oscuro y feroz en su mirada que Sasuke nunca había visto antes.

—Muy bien —dijo el ser con la voz de Naruto, una sonrisa torcida asomando en su rostro—. Todo salió perfectamente según el plan.

Los cables y cadenas que lo habían sujetado comenzaron a caer, dejando a Naruto libre. Kabuto, intentando defenderse, invocó una serpiente gigantesca que se lanzó hacia él. Pero en un parpadeo, Naruto movió su mano, y la cabeza de la serpiente fue separada de su cuerpo con un golpe brutal, cayendo inerte al suelo. Kabuto, luchando por respirar, trató de resistirse, pero la mano de Naruto solo apretó más su cuello, su agarre implacable.

Con su último aliento, Kabuto apenas logró susurrar, una mezcla de terror y sorpresa en sus ojos.

—¿Cómo…? ¿Cómo es posible?

Antes de que Naruto pudiera responder, Konohamaru, aterrorizado por la escena que se desarrollaba ante él, gritó desesperado:

—¡Naruto!

El ser que ocupaba el cuerpo de Naruto giró su rostro hacia él, sus ojos brillando con un odio helado.

—Naruto… está muerto —respondió con una voz llena de veneno y satisfacción—. Ahora, solo queda el verdadero heredero de este cuerpo.

Sasuke, con su mano temblando en la empuñadura de su espada, sintió cómo su corazón se partía al escuchar esas palabras. Aquella presencia que ocupaba el cuerpo de su amigo… ya no era Naruto.

Naruto, o más bien la entidad que lo habitaba, observó a Sasuke y a Konohamaru con una calma inquietante, como si ya hubiera calculado cada uno de sus movimientos. Kabuto, en un último intento desesperado, trató de hacer que los cuerpos de Itachi y Nagato atacaran, pero se detuvo al ver que sus cuerpos estaban cubiertos de sellos; cada intento de control era inútil. Con un destello de ira, Kabuto abrió la boca, y de su interior salió una enorme serpiente, lanzándose directamente hacia Naruto.

Pero Naruto se movió con una rapidez sobrehumana. En un instante, pateó a la serpiente, empujando a Kabuto contra el muro de piedra de la cueva. Con un movimiento rápido y preciso, Naruto desenfundó su katana y la clavó profundamente en el cuerpo de Kabuto, inmovilizándolo.

Sasuke, sin perder un segundo, aprovechó el momento y se lanzó hacia Naruto, su espada buscando un golpe decisivo. Pero Naruto apenas necesitó dos dedos para detener el ataque de Sasuke, atrapando su espada en el aire. Con una sonrisa despectiva, sus ojos se encontraron con los de Sasuke, llenos de una frialdad abrumadora.

—¿De verdad crees que tienes alguna oportunidad contra mí? —murmuró Naruto, su voz resonando como un eco profundo y aterrador en la cueva.

Sasuke sintió el impacto en su estómago como si fuera una explosión interna, retrocediendo con el aliento entrecortado. Activó su Sharingan, sus ojos enrojecidos y ardiendo con determinación. Pero Naruto, o la entidad que lo poseía, solo se rió. Su risa era burlona, resonando por la cueva con un eco ominoso.

—¿Sharingan, eh? —dijo, con tono desdeñoso, mirando los ojos rojos de Sasuke con indiferencia—. Hace décadas que no veía esos ojos... desde que me sellé en aquella cueva donde Naruto me encontró. Me pregunto si seguirán siendo tan inútiles como siempre.

Sasuke apretó la mandíbula, ignorando el dolor. Esas palabras lo hirieron de una manera extraña, como si la entidad no solo estuviera despreciando su poder, sino también la esencia misma de su clan. Se abalanzó de nuevo, lanzando un ataque rápido y feroz con su espada y movimientos hábiles, pero Naruto lo esquivó con una facilidad inquietante, como si pudiera prever cada golpe.