CAPÍTULO 1

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Cualquier día me quedé observando una carta, cual remitente ya no forma parte de mi vida. A su lado estaba la mía que él devolvió sin miramiento. La suya estaba llena de letras, pero sólo eran eso, letras y más letras, no le acompañaban ningún sentimiento. En cambio la mía era un folio marcado con tinta de amor, amor verdadero, decía así :
"Me encantaría volver a estar a tu lado, no hace apenas un día que no estoy cerca de tí y ya te echo de menos. Esa forma con la que rozabas mi cuerpo con las yemas de tus dedos, con la que mi pelo impedía el tacto de tus besos, y seguido de ellos, me hacías tuya, yo me entregaba a tí y tú a mí"
Leí esa carta con anhelo, mientras volvía a recordar que un día fue él la razón por la cual era feliz, pero el rencor inundaba mi corazón a la vez que se inundaban mis ojos de sentimientos en forma de lágrimas.
Presa de mis propios sentimientos, volví a adentrarme en los recuerdos que mantenía en mi mente, y con melancolía solté aquella carta cual removió tantas emociones en mi interior.
Con remordimientos y rencor, quemé esa última carta que ojalá nunca hubiese escrito. Miles de recuerdos, de emociones, de sentimientos, se iban consumiendo a la vez que ese folio prendía como si de desaparecer se tratase.
Pensé que porque sólo fueran cenizas lo que describía mi última relación, ya no necesitaría volver a viajar a momentos del pasado.

DE ORO BLANCO Y DIAMANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora