_Capítulo 11: La distancia

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Medio año había pasado desde que Aide llegó a París. Había conocido a muchas personas nuevas en la universidad y en su edificio de apartamentos. Había hecho amigas con algunas de ellas y habían explorado la ciudad juntas.

Pero a pesar de las nuevas amistades, Aide no podía evitar sentir que algo faltaba. La comunicación con Leonardo había cambiado. Ya no hablaban todos los días como antes. Ahora solo se hablaban una o dos veces a la semana.

Aide se sentía confundida. Sabía que Leonardo estaba ocupado con su trabajo, pero también sabía que él la amaba. ¿Por qué no se esforzaba más por comunicarse con ella?

Aide sabía que no solo era culpa de Leonardo que su comunicación hubiera disminuido. También sabía que ella había estado muy ocupada con sus estudios y su nueva vida en París. Pero no quería aceptar su parte de culpa y se frustraba por hacerlo ver diferente.

"Hola", respondió Leonardo. "¿Cómo estás?"

"Estoy bien", respondió Aide. "Pero necesito hablar contigo sobre algo. Siento que no nos comunicamos como antes. ¿Qué pasa?"

Leonardo suspiró. "Lo siento, Aide. Estoy muy ocupado con mi trabajo. Pero eso no es excusa. Te quiero y te extraño mucho".

"Te quiero también", respondió Aide. "Pero siento que estamos perdiendo el contacto. ¿Qué podemos hacer para solucionarlo?"

Leonardo pensó por un momento. "Puedo intentar llamarte más seguido. Y podemos hacer videollamadas para vernos más a menudo".

Aide se sintió un poco molesta. "Eso es fácil decirlo, pero ¿cómo sabes que vas a cumplir con tus promesas?"

Leonardo se rió. "Aide, te quiero. Quiero hacer esto funcionar. ¿Por qué no crees en mí?"

Aide se sintió culpable por su reacción. Sabía que Leonardo estaba diciendo la verdad. "Lo siento", respondió. "Estoy solo un poco frustrada. Sé que no solo es tu culpa, pero no quiero aceptar mi parte de culpa".

Leonardo se quedó en silencio por un momento. "Aide, te amo. Y sé que esto es difícil para ambos. Pero debemos enfrentarlo juntos. ¿Por qué no intentamos hacer un esfuerzo por comunicarnos mejor? No solo yo, sino también tú".

Aide se sintió conmovida por sus palabras. Sabía que Leonardo tenía razón. "Tienes razón", respondió. "Lo siento. Estoy dispuesta a hacer un esfuerzo por comunicarnos mejor".

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