_Capítulo 17: Poniendonos al corriente ( continuación)

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El ambiente en la fiesta comenzó a tornarse tenso, ya que Aide y Leonardo no podían evitar sentirse atraídos el uno por el otro. Aide sabía que no debía sentirse así, ya que tenía un novio, pero no podía evitar la conexión que sentía con Leonardo.

Leonardo, por su parte, también sentía la tensión en el aire. Quería estar con Aide, pero sabía que no podía, ya que era solo un amigo para ella.

Aide se levantó de su silla y se acercó a Leonardo. "Vamos a bailar", le dijo, con una sonrisa.

Leonardo se sorprendió, pero se levantó y la siguió. El lugar donde estaban bailando era grande, y había mucha gente alrededor, pero Aide y Leonardo se sentían como si estuvieran solos.

Mientras bailaban, Aide y Leonardo se miraban a los ojos, y la tensión entre ellos era palpable. Querían besarse, pero no lo hacían, ya que sabían que no debían.

Aide se acercó un poco más a Leonardo, y él la rodeó con sus brazos. La música era fuerte, y la gente alrededor de ellos estaba gritando y riendo, pero Aide y Leonardo solo se concentraban el uno en el otro.

De repente, Aide se detuvo en seco y miró a Leonardo con una mirada intensa. "No puedo hacer esto", le dijo, con la voz baja.

Leonardo la miró con confusión. "¿Qué pasa?" le preguntó.

Aide se alejó un poco de él. "No puedo estar cerca de ti sin sentirme atraída por ti", le dijo, con la voz temblando.

Leonardo la miró con sorpresa, y luego asintió. "Lo siento", le dijo. "No quiero hacerte sentir incómoda".

Aide negó con la cabeza. "No es tu culpa", le dijo. "Es mía. No debería sentirme así".

De repente, Aide se detuvo en seco y miró a Leonardo con una mirada intensa. "No puedo resistirme a ti", le dijo, con la voz baja.

Leonardo la miró con sorpresa, y luego sonrió. "No necesitas resistirte", le dijo, acercándose más a ella.

Aide se mordió el labio, luchando contra sus sentimientos. "Sí, necesito", le dijo. "Tengo un novio, Leonardo. No puedo hacer esto".

Leonardo asintió, pero no se alejó de ella. "Lo sé", le dijo. "Pero no puedo evitar sentirme atraído por ti. Y creo que tú sientes lo mismo".

Aide negó con la cabeza, pero no se alejó de él. "No es cierto", le dijo, aunque sabía que sí lo era.

Leonardo sonrió de nuevo. "Sí, es cierto", le dijo. "Y no importa si tenemos que ocultarlo. Quiero estar cerca de ti, Aide".

Y con eso, Leonardo se acercó más a Aide, y ella no se alejó. Estaban a punto de besarse, pero algo los detuvo. Tal vez fue el miedo a las consecuencias, o tal vez fue la conciencia de que no debían hacerlo. Pero lo que fuera, los detuvo en seco, y se quedaron allí, mirándose a los ojos, con la tensión entre ellos palpable.

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