Cao XIX

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Caminos cruzados

(***)

No podía dejar de pensar en Francesco, el italiano que había sido una tormenta para mi vida. Un huracán de emociones, risas y sobre todo desilusiones.

En mi mente recorría cada recuerdo con él, cada caricia, cada susurro que alguna vez había creído que eran sinceros. Ahora su presencia era un recordatorio de todo lo que quería dejar atrás.

A veces se me hacía inevitable pensar en él, y más ahora que estábamos tan cerca, tenía esa forma de sonreír que podía iluminar la habitación, y esos ojos grises que sentía que podían leer mi alma. Pero también era alguien que sabía jugar bien sus cartas. Recuerdo cuando vi esa historia de Instagram, con su novia.... Será que estarán juntos aún? . Desde esa vez no me había metido más en ese cuenta, incluso lo dejé de seguir , estaba herida, por alguna razón me sentía traicionada.

"Por que tenía que aparecer ahora? " me pregunté mientras miraba la nieve cayendo por la ventana de mi dormitorio. Me sentía atrapada en un laberinto de emociones contradictorias. Una parte de mí quería aferrarse a los buenos recuerdos, esa chispa que sabía qué seguía allí, por algún lado; pero la otra parte , la que era un poco más racional, sabía que no podía permitirme caer en el mismo juego.

(***)

El semestre avanzaba y, para mi horror , Francesco parecía aparecer en la universidad con más frecuencia. Aunque estaba dos años por encima de mi, su presencia se sentía como una sombra constante que no podía ignorar. Era como si cada rincón del campus gritara su nombre. Las chicas de mi facultad estaban loquitas por él "como antes no me pude dar cuenta que estudiábamos en la misma universidad, y de paso la misma carrera? " me preguntaba a veces. Él era el chico que todas querían, el que desataba suspiros, y miradas. Y por supuesto, eso solo hacía que mi frustración creciera.

Hannah seguía feliz con Damiano, ellos salían a menudo, Hannah me invitaba , pero la idea de ver a Francesco, y de que iba a estar ahí, se volvía desagradable ir.

Cada vez que entraba al café de la universidad, o pasaba por el jardín central, mis ojos lo buscaban, sabía que no debía. Era como una batalla interna. Intentaba recordar lo que había sucedido entre nosotros, como me había hecho sentir, y lo mal que termino todo. Pero para él, parecía que no había sido más que un juego sin importancia.

Me dolía verlo caminar por el campus con esa confianza innata, rodeado de admiradoras que se morían por llamar su atención, "ojalá supieran lo cretino que es" murmuré. Más sin embargo, cada vez que nuestras miradas se cruzaban, sentía como si el mundo se detuviera, "rubio, esos grises ya no me dicen nada" . Era frustrante saber que él probablemente no sentía lo mismo, o nunca lo sintió, para él yo solo era un eco de su pasado, o ni eso.

Un día mientras estaba en la biblioteca, lo vi entrar. Se detuvo hablar con unos amigos, y, aunque trate , juro que trate concentrarme en el libro, mis ojos se deslizaron hacia él. Por un momento me vi atrapada en el recuerdo de lo que había sido. Pero ahora solo era un cretino, que me hacía sentir como si nunca pasó nada entre nosotros.

Mientras me debatía en mis pensamientos, una sombra se proyectó en mi mesa. Su voz resonó justo frente de mi, interrumpiendo mi tranquilidad.

Francesco: terminaste de admirarme? Ardillita - sonaba burlón , como si estuviera disfrutando un chiste que solo él entendía -

Ardillita ????? Ardillita ???? O sea me trata del cul0 y luego viene con sus apodos estúpidos .

Por un instante mi mente se quedo en blanco. Levante mi mirada  rápidamente , sorprendida, y ahí estaba él, con su cabello rubio ligeramente desordenado, sus tatuajes lo hacían ver aún más malvado.  Antes de que pudiera responder, antes de que las palabras salieran de mi boca, se alejó burlándose. "Que ? No vas a contestar ? Finalizó lanzándome  una mirada por encima de su hombro.

Me quede paralizada, aturdida por la situación. Era como si me hubiera dado un golpe de imprevisto. "Ashhhjj, no lo soportooo" murmuré . La frustración se acumulaba en mi pecho.  Era un juego para él, y yo sin quererlo, era parte de esa diversión.

Entre sombras y engaños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora