Tiempo de lavar la media con

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Cap 9.- Matando al gato de Schrödinger Final

Jadeaba un poco cuando se guarecieron bajo la saliente de la cafetería. Zim humeaba en cada parte de su piel expuesta. Se le veía que no la estaba pasando tan bien. Cuando entraron a sentarse se fue directamente al baño para tratar de cercarse ese líquido acido para su piel. Gaz se culpó un poco, quizá no fuera la mejor idea hacerlo salir del centro comercial. Debía recodar la próxima vez en llevar siempre un paraguas. La chica que atendía las mesas preguntó que gustaría para beber y ella pidió un café y unos waffles con mucha miel.

Su reloj parpadeó con la notificación de mensaje nuevo. Era Dib.

               Oye, se desató la lluvia ¿cómo están?

Le escribió una respuesta rápida de dónde estaban. Le agradaba que su hermano dejara de lado esos prejuicios contra Zim, el que preguntara era un detalle significativo para ella. El apoyo no son palabras que sólo pronuncias y te haces a un lado, el apoyo eran esas pequeñas acciones que Dib le mostraba. Amaba a su hermano, no importa las veces que lo condenara a un mundo de pesadilla por su estupidez, era la familia con la que siempre contaría.

—Zim olvidó bañarse en pasta. Maldita lluvia de la tierra—gruño al ver cómo no mostraba signos de parar pronto.

—Me recuerda a tu primera lluvia en la escuela. En lugar de tomar mi paraguas me cargaste por varias cuadras—la chica dejó su café y los waffles sobre la mesa, al probarlo sintió que le faltaba algo.

— ¿Por qué arrugas la cara? Zim sabe que le debe una disculpa a su amiga Gaz. Pero Zim no tenía idea de cómo funcionaban esos escudos contra la lluvia hasta mucho después.

—No, Zim, es que le falta canela a mi café—buscó en los frascos en medio de la mesa.

— ¿Cannnela?

—Sólo es un endulzante de la tierra, prueba—le tomó la garra y vertió un poco. No estaba segura de qué cosas le podrían causar lesiones.

Parecía que la olía, sacó esa lengua tan extraña para probar y sus ojos se agrandaron. Tomó el frasco y puso un poco más y un poco más.

— ¡Esto es delicioso! ¿Y se lo pones a tu bebida? ¿Zim puede probar?

—Ahh no Zim, parte del café está hecho con agua, no creo que sea bueno para ti. Pero si se la pones a tus waffles sabrán mucho mejor—el chico espacial hizo justamente eso y no cabía dentro de sí del gusto. Gaz tendría que recordar en el futuro esas cosas y quizá comprar un poco para cuando volvieran a viajar.

[...]

—Gracias por traerme a casa—la lluvia aún repiqueteaba sobre el Rason con camuflaje de camioneta.

—No hay de que, Zim no quiere que su amiga Gaz se contagie de gérmenes sucios de la tierra. No importa si el examen médico no revela nada preocupante, ustedes los humanos son demasiado frágiles.

—Sobre eso, la computadora también dijo que ya podía viajar. Podríamos irnos mañana en la mañana—vio en la cara verde que la idea no le satisfacía del todo.

—No lo sé, tus oídos aún no han sanado y a los mundos que Zim quiere mostrarte se necesitan los hiper saltos.

— ¿Qué tal si uso las orejeras que modificaste en cada salto?

— ¿Las fotos de Zim no son suficientes para tu proyacto?

Zim no era un buen observador, pero hasta él pudo ver como esas palabras reventaban una burbuja. Se quedaron en silencio con la lluvia aún afuera, la chica humana parecía querer decir algo, sus manos temblaban. Supuso que por el frío, los humanos no estaban diseñados para temperaturas bajas. Él ya sentía frío.

El Universo en Perspectiva || ZaGr || Invasor ZimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora