Escóndanse bajo sus camas

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Arco dos, Cap 2.- Tak tak ¿quién es?

Dib empacó sus pistolas de agua Nefrs en sus cajas y las metió todas en una bolsa negra. Hizo nota mental de lo que llevaba, no quería darse golpes contra la pared a medio camino por olvidar alguna pieza. Corrió hasta el patio trasero donde un tambo de agua se llenaba lentamente con la manguera.

Fue a la cocina y sacó una enorme hielera donde metió kilos y kilos de carne, salsa de barbacoa y muchas latas de cacacola. Fuera se escuchó un trueno seguido de una caída de agua impresionante.

—Zim—llamó por su comunicador de muñeca, se le veía trabajando boca abajo en el Rason, la intervención lo hizo caer sobre cables enredándolo aún más.

— ¿Qué? ¿Acaso no ves que Zim está ocupado? —a sus espaldas las puertas corredizas dejaron entrar una figura verde y morada. Se acercó al comunicador su mirada severa e inflexible puso nervioso a Dib.

— ¿Qué sucede?

—Necesito que vengan a—la puerta del garaje se abrió mostrando a Gaz corriendo con Minialce siguiéndola, Dib la siguió con la mirada y Zim trató de desenredarse—que vengan a buscarme.

— ¡Dib! ¿Dónde guarda papá las soldaduras?

— ¡Bajo el lavabo en el baño de arriba! —Zim acercó la cara quitando a Tak de en medio, trataba de buscar en la imagen a Gaz.

— ¡¿Y las placas de metal de su último proyecto?!

— ¡Creo que en el armario de su habitación!

—Zim quiere hablar con su Gaz amiga—Tak lo jaló de las antenas y lo arrojó de vuelta a trabajar.

—Lo que quieres es ponerte a trabajar; Dib podemos ir a buscarte, pero sólo hasta que el Rason esté listo. Mantente preparado—cortó la comunicación.

Hacía esfuerzos en hacer espacio para meter su propia comida, no sabía cuándo podría comer por lo que la mayoría era comida instantánea, chatarra y pizzas congeladas. Terminando de empacar comida para al menos dos semanas, Dib buscó a su hermana en el garaje, estaba limpiándose las manchas de grasa, observaba con orgullo su vehículo. No se veía ningún cambio más allá de las placas de metal extra en la parte trasera cerca del escape.

—Iré a darme un baño, no quiero estar sudada para el viaje—se quitó gotas de sudor de la frente. Su hermano suspiró, sabía que no sería tan sencillo.

—Gaz, no vas a ir.

La detuvo en la puerta y dio la vuelta para enfrentar a su hermano.

—Iré, Dib, te guste o no. Mientras fuimos niños me arrastraste contigo en tus estupideces de proteger al planeta y más de una vez tuve que salvar tu trasero o el de Zim. Y ahora que realmente necesitan todo el apoyo que puedan conseguir—dijo palmando su moto—, no puedes pedirme que me quede sentada esperando que manden una postal. Voy a ir.

—Gaz, de verdad esto no será como aquellas veces. Es un mundo bélico, no sabemos lo que podría pasar. ¡Y dudo que Tak o Zim te permitan entrar a la nave! —quería meterle un poco de sentido común a su hermana.

—Voy a ir Dib. Y no me importa lo que tú, Zim o Tak digan—azotó la puerta. Luego volvió a abrirla para dejar que Minialce la siguiera. Su hermano se frotó los ojos de la frustración.

[...]

La nave aterrizó en el patio trasero en completo silencio. Fuera la lluvia seguía golpeando los cristales.

La nave no podrá dar el salto en estas condiciones, tendremos que ascender lentamente hasta librar las nubes—Tak veía hipnotizada las gotas de agua, no le gustaría estar debajo sin la capa protectora en la que Zim la hizo bañarse.

El Universo en Perspectiva || ZaGr || Invasor ZimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora