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Nail's day

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Nail's day

Mientras me arreglaba el cabello frente al espejo, revisé mi teléfono por enésima vez para ver si tenía algún mensaje nuevo

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Mientras me arreglaba el cabello frente al espejo, revisé mi teléfono por enésima vez para ver si tenía algún mensaje nuevo. Natanael siempre era puntual, pero yo no podía evitar sentir esa ligera ansiedad que me invadía antes de cada cita. Lo que menos me esperaba era que me acompañara hoy, pero insistió con esa sonrisa suya que hacía que me derritiera.

Estaba emocionada. Hoy era el día de mi cita para hacerme las uñas, y aunque podría parecer algo insignificante para muchos, para mí era un momento especial. Era mi pequeño lujo, mi forma de consentirme y sentirme renovada. Aparte, sabía que a él le gustaba verme con las manos cuidadas, siempre haciendo comentarios sobre lo lindas que se veían después de cada cita.

Cuando sonó el timbre, respiré hondo antes de abrir la puerta. Ahí estaba él, apoyado casualmente contra el marco de la puerta con su característica gorra y una sonrisa ladeada que parecía iluminar todo el pasillo.

—¿Lista, princesa? —preguntó, extendiéndome la mano.

Asentí, tomando su mano con una sonrisa. Siempre me hacía sentir tan segura y protegida, aunque fuera en algo tan simple como una cita de uñas.

En el trayecto, puso música a bajo volumen mientras hablábamos de tonterías. El ambiente era cómodo, como siempre lo era cuando estaba con él. Natanael tenía ese don de hacer que cualquier momento pareciera más especial de lo que en realidad era. No importaba si íbamos a una cita lujosa o simplemente a dar una vuelta, siempre sabía cómo hacerme reír y sentirme la mujer más afortunada del mundo.

Llegamos al salón de uñas, y me sorprendí cuando se adelantó para abrir la puerta para mí. No era algo que soliera hacer, y ese pequeño gesto me hizo sonreír.

—Hoy soy tu chofer y guardaespaldas —bromeó, guiñándome un ojo.

Nos recibió el familiar aroma a esmaltes y cremas, y saludé a Mariana, mi manicurista de confianza. Ella me guiñó el ojo, notando la presencia de Natanael, y me llevó a mi asiento habitual.

One Shots ; Natanael CanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora