El Contrato 《 yosoyplex 》
Argentina Gandini y Daniel Alonso se conocen desde la infancia, pero nunca han sido amigos. Los padres de Daniel han trabajado para la familia de Tina, lo que lo mantenía siempre en la periferia de su vida. Sin...
Avisos de próximas actualizaciones en la tabla de conversaciones. Si nos siguen, ¡les llegará el aviso de a qué horario vamos a publicar!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆
Narra Tina
En cuanto llego con los chicos, me doy cuenta por sus caras que Jopa es un buchón. Todos se están riendo y, en específico, Tobi me levanta y baja las cejas con cara pícara.
Más botones son estos
—Che, no los conozco mucho, pero no tienen cara de saber guardar secretos —les digo a lo que ellos ríen.
—¿Qué están haciendo? —pregunto.
—Estamos buscando un juego —me dice Jopa.
—A mira vos —les respondo mientras me siento en el espacio del sillón que sobra en la punta, al lado de Adri, mientras que Tobi está muy ocupadito sentado entre Borja y Jopa.
Me quedo mirándolos jugar y mandando algunos mensajes. ¿Qué puedo decir? Soy una chica solicitada.
—¡Ay, chicos, paren! ¿Cómo hago para saltar? —escucho que pregunta Tobi a alguno de los pibes. Y por el tono con el que lo dice, está claro que, a pesar de que le importa una mierda el juego, no quiere perder la oportunidad de estar rodeado de hombres.
Lo amo.
Me concentro en mi celular hasta que escucho pasos y veo a Dani llegar, mirando dónde sentarse. Como estamos todos re mal sentados, a él no le queda lugar. Así que cuando veo que se está por ir a buscar lo que supongo será una silla, le digo:
—Dani, vení para acá.
Cuando se acerca a mí, me paro y le digo que se siente.
—¿Me puedo buscar una silla, sabés? —me dice él, y yo me siento en sus piernas, sintiendo cómo él deja sus manos en mi regazo.
—Deja, gordo, yo sí sé compartir, tranqui. A menos que te moleste, entonces me paro —le digo e intento levantarme, pero rápido me agarra las caderas y me presiona contra él.
—Sabés de sobra que no me molesta nada que tenga que ver contigo —me susurra en el oído.
No puedo evitar sonreír. Concentrate, Tina, concentrate.
Vuelvo a agarrar mi teléfono, abro la aplicación de YouTube y le digo, acomodándome mejor en su regazo para poder verle un poco la cara:
—¿Puedo ver tu canal?
—Sí, pero mira que hay algunas cositas que dan cringe, te aviso de antemano.
—¿Algo que ocultarle a tu esposa? —le digo en broma y él ríe.
