El Contrato 《 yosoyplex 》
Argentina Gandini y Daniel Alonso se conocen desde la infancia, pero nunca han sido amigos. Los padres de Daniel han trabajado para la familia de Tina, lo que lo mantenía siempre en la periferia de su vida. Sin...
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Salto temporal antes de firmar "El Contrato"
Narra Dani
No puedo más con esta puta materia. Entre YouTube y los finales de la ESO, tengo la cabeza que me va a explotar. Y encima, el puto WiFi de mierda, que tarda siglos en subir un vídeo... ¡Madre mía!
Escucho que la profesora nos despide y, solo en ese momento, salgo de mi nube de cansancio. Empiezo a guardar mis cosas y salgo del aula, aguantando como puedo.
Justo detrás de mí, escucho a un par de compañeros vacilándome:
—Eh, Dani, ¿se te ha subido la fama a la cabeza o qué? ¡Que ni saludas ya! —Y las risas no tardan en seguirles.
—¡Qué va, hombre! Más que fama, este chaval da vergüenza —añade otro, y los comentarios continúan.
Estoy hasta los cojones de que nadie entienda mis sueños.
Que sí, que puede sonar loco querer hacer vídeos, pero ¿en qué coño les molesto yo?
Ni siquiera mi madre está tan de acuerdo con esto...
Cuando al fin salgo del instituto, me preparo mentalmente para aguantar la típica ronda de burlas por el último vídeo que subí. Ya es rutina. Ni se molestan en inventar comentarios nuevos.
Pero hoy parece que la cosa es diferente. Hay algo que les llama más la atención.
Veo un coche aparcado enfrente del instituto. Demasiado lujoso para estar en este barrio, y está claro que todos se han dado cuenta, porque lo están rodeando.
Me acerco un poco más, fijándome en el coche, y entonces la veo. La razón por la que todos están ahí no es solo el pedazo de coche.
Lo que me faltaba...
Apoyada en una de las puertas del coche, está ella, Tina, con su móvil en la mano y su uniforme de ese colegio pijo. Sigo avanzando mientras escucho algunos comentarios hacia ella.
Joder, no vuelvo a quejarme de lo que me dicen a mí por mis vídeos... Esto me molesta mucho más.
Tina levanta la vista del móvil y, en cuanto me ve, empieza a dar saltitos y a mover la mano, saludándome como si fuera una niña.
