09. Resucitar ante el caos

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Habían perdido la noción del tiempo. De hecho, la mayoría había perdido noción de que pasaban puertas afuera. Arzaylea y Azazel estaban tan consumidos en la reina derrotada qué no podían tener otro pensamiento distinto a ello. Lucifer y Emmeline intercambiaban miradas constantemente. Sabían que era esencial que Lailah abriese los ojos, pero tumbada en la cama, no hacía más que parecer alguien derrotada y muerta.

Los cuatro en una acalorada habitación, miraban la cama llena de suciedad y sangre donde la reina descansaba y recuperaba energías.

—Si hubieses avisado, pudo haber sido distinto. —Masculló Lucifer. No necesitó mirarla, todos sabían a quien se refería.

Ella no respondió, al contrario, ni siquiera movió un musculo de la cara.

—Respóndele, Arzaylea. —Le susurro Azazel.

—No tengo nada que responder. La única que me puede pedirme explicaciones es la reina.

Emmeline parpadeo, mirándola de reojo.

—Obedece a tu rey.

—No está coronado.

Emmeline se giró, mirándola fijamente. Hizo dos pasos hacia ella, fue el movimiento suficiente para que Arzaylea entendiera.

—Si me detenía a avisarles me tomaría más de diez minutos, minutos esenciales para salvarle la vida. La estaban picoteando, los detuve y la cubrí hasta que otra persona llegue a cubrirnos.

—Esfúmense. —Ordenó Lucifer. Azazel tomó del brazo a la estratega y se la llevó tan rápido como pudo. Sacándola de la mirada frívola de Emmeline.

Una vez solos, Emmeline volvió a mirar a Lucifer.

—Antes que cierre el portal habrá pasado. ¿En qué estaba pensando?

—Su reino quedó en ruinas, sin mercadería y comunicación con otros reinos no iban a tener mucho tiempo.

—Aceptar su castigo iba a ser lo mejor. —Opinó, pensativa. —Por venir aquí su castigo será peor.

—No se como se mantuvo ese reino de pie por tanto tiempo. Uno aquí esforzándose para tener a todos estables y ellos siendo unos inútiles no derraman ni una gota de sudor y tienen el reino como un encanto.

—No ahora. Huelo su fertilidad desde aquí. Esta embarazada.

Lucifer abrió grande los ojos.

—¿la has curado finalmente?

—Le dejé el corazón en su reino. Lo habrá comido. Me debe el alma de Markus.

Lucifer paso la mano por su cabello.

—¿y ahora? ¿Debería enviarla por un portal?

Emmeline no lo terminaba de descifrar.

—Casi muere. ¿Y si estamos en su plan?

Lucifer torció los labios.

—No veo ese reino tan bueno como para pensar un plan, menos contra nosotros, pero no hay que confiarse. No ahora. Llamaré a uno de mis pecadores a investigar.

Emmeline pensó en cada uno de ellos, ninguno lo veía suficientemente inteligente para investigar y dar una reseña coherente de lo que pedía. Pero no se quejó, en esos temas admitía que era Lucifer quien más sabía de ello.

—Cuida tu espalda, quizá haya soldados buscándola por aquí. Quizá crean que la secuestramos.

Lucifer la miró de reojo.

—Tu cúrala a ella, sé cuidarme solo.

Emmeline sonrió.

—Solía curarte a ti.

El Rey EspiritualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora