Todos se retiraron, Haakon dejándole un beso en sus labios, corto y seco, antes de salir corriendo hacia el primer oponente libre que se cruzase. Azazel y Arzaylea no se besaron, simplemente se miraron entre si, dubitativos, antes de salir corriendo cada uno para lados distintos. Azazel se acercó a ella, con su habitual mirada desconfiada que ponía cada vez que estaba a su lado.
-¿Recuerdas el lugar?
-Como la palma de mi mano.
-Bien. Salgamos de aquí, busquemos un lugar despejado.
Azazel asintió.
-Conozco un lugar.
Comenzaron en marcha para alejarse. Arzaylea llamaba la atención de los iluminados más cercanos mientras Azazel y Eva se escabullían entre los arbustos muertos. Buscaron un lugar alto donde ver la guerra en primer plano, donde armar las estrategias y recibir a los heridos. Azazel la llevó, en silencio, a un lugar perfecto. Una especie de gacebo cerrado con vidrios de tono rosados y madera color claro. Era lo suficientemente alto para ver a lo lejos, como entre ellos peleaban y parte del jardín a distancia, como el jardín no tenía vida parecía viejos y oscuros laberintos, recordó con nostalgia, cuando todo ello invadía lo verde.
-Aléjate de las ventanas. -Ordenó Azazel. -Sabrán que estamos aquí
El gacebo estaba vacío, así que Eva miró su alrededor, buscando algo que le sea de utilidad. Al final, rendida, se sentó en el suelo. Apoyando la cabeza contra la pared. Azazel se acercaba a las ventanas, mirando a escondidas el panorama.
-Te preguntaré algo, quiero que seas directa.
-No recuerdo haberte ordenado que abrieses la boca.
-Soy quien te está cuidado, no tienes otra opción Eva que responder.
Ella lo miró con cansancio.
-¿Ah, no?
-Deja de pelearme, mujer. Solo quiero saber algo.
-Dime.
-Cuando fui a buscarte, en la primera rebelión, te encontré herida en la pierna. Tenías vidrio incrustado, no me imaginé nada hasta entonces ver recién el espejo escondido en ese viejo árbol. ¿Lo estabas creando?
-Sí.
-¿Y por qué te lastimaste?
-Era el primer espejo que creaba. No tenía tanta experiencia como ahora.
-No entiendo. En ese entonces estabas enterrando un espejo que te serviría en esta rebelión... ¿Acaso siempre supiste que perderíamos y hoy, volveríamos a intentar?
-Es una pregunta compleja. En ese entonces los espejos no eran portales infernales, pero... solo fue una idea que tuve y funcionó, si Lucifer no creaba los portales por espejos, entonces yo lo hubiese hecho. Los años me dieron la razón.
-Eso no tiene lógica.-Se apartó de la ventana.-No sabías que Lucifer crearía el infierno.
Ella se encogió de hombros.
-¿Y qué? Es la verdad. Preguntaste y respondí, ya no es mi responsabilidad que tú creas lo que digo.
Azazel rodó los ojos. Hablar con ella era difícil. Siempre tenía que invocar la paciencia antes de dirigirle la palabra, no era como Arzaylea quien la conversación fluía libremente sin ni siquiera hacer un mínimo esfuerzo. En cambio, con Eva, parecía que remaba en un mar sin agua.
-¿Por qué perdimos? En la primera rebelión.
-Sigues con lo mismo.
-Hasta que respondas la verdad.
ESTÁS LEYENDO
El Rey Espiritual
FantasySECUELA DE "LA REINA DE LOS CAÍDOS" -Seamos sinceros, Eva... Dios está ahí afuera y sus seguidores igual, necesitarás de alguien para sujetarte... Porque al fin de cuentas, todos terminamos cayendo. No pretendamos ser lo que no somos. Nosotros somos...