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La campana sonaba indicando el término del día escolar. Todos empezaron a guardar sus pertenencias e inmediatamente salían de aquel lugar. Himawari, Watanuki y Doumeki comenzaron a caminar hacia el aula donde se encontraba el comité estudiantil, otros chicos ya se encontraban ahí, pues al igual que Watanuki habían sido seleccionados para colaborar durante esos días.

—Los veo más tarde— mencionaba el arquero, dispuesto a continuar su camino a la zona de entrenamiento.

—Está bien Doumeki-kun, aunque aún no sabemos a qué hora vayamos a terminar— decía la castaña pensativa.

—Espero que no salgamos muy tarde, pues a pesar de que Yuuko-san no se opuso tengo que ir a prepararle la cena— comentaba un desanimado Watanuki.

—No importa, los esperare hasta que terminen— y sin darles tiempo de responder se alejó entre los pasillos hasta que lo perdieron de vista.

Ambos chicos decidieron entrar, Matsumoto los miró, saludándolos haciendo una leve reverencia.

—Gracias a todos por estar aquí, sé que no están por gusto, pero espero que nos esforcemos y demos nuestro máximo para que este evento sea un éxito y poner el nombre del instituto Juji en alto — les decía aquella chica animada.

Las palabras de aquella rubia dieron resultado, pues el estado anímico de todos cambió volviéndose a uno alegre.

Watanuki no pudo evitar contagiarse de aquel entusiasmo con el que hablaba aquella rubia, le sorprendía lo fácil que había cambiado el ambiente con unas palabras de ella, pero era algo de esperarse, era la presidenta estudiantil después de todo.

Aquella rubia les había comentado a todos los ahí presentes que ya que sería un concurso inter escolar el espacio del club de arquería no sería insuficiente por lo que tendrían que construir uno más grande. Discutieron por un rato el lugar seleccionado, concordando en que lo mejor sería en el campo de futbol, ya no sería necesario construir las gradas y las demás escuelas podrían acomodarse sin ningún problema.

Parecía algo sencillo, ya que solo tenían que hacer las dianas para los concursantes... aunque si serian varias por la gran cantidad de estos, al igual que limpiar y pintar las gradas. Las tareas fueron repartidas; en las cuales a Himawari le tocó coordinar junto con los miembros del comité, asegurándose de que tuvieran todo lo necesario y a Watanuki ser una especie de comodín, acudiendo donde fuera necesario.

Decir que estaba siendo fácil sería una mentira, en esa tarde Watanuki sentía que había caminado todo lo que no había caminado durante su ciclo escolar, se encargaba de ir y venir del campo de futbol a la sala del consejo estudiantil llevando material o comunicando algún recado y bueno un lugar no estaba precisamente a lado del otro.

El cielo comenzaba a tomar tonos naranjas anunciando la llegada de la noche, iba apresurado pues pensaba que era el único en toda la escuela, ya habían terminado las actividades, solo él se había retrasado ordenando unas cosas que le había encargado la presidenta estudiantil, incluso Himawari ya se había despedido de él, empezó a correr hacia su salón de clases temiendo que con la llegada de la oscuridad lo acecharan algunos espíritus, sin tiempo que perder deslizó la puerta de su salón sorprendiéndose al instante.

—¿Qué haces aquí? — preguntó asombrado Watanuki al ver al morocho de pie a lado de su pupitre. —Creí que ya te habías ido, ya es bastante tarde.

—Lo sé, te esperé en la entrada de la escuela, pero nunca te vi salir, así que vine a ver si ya te habías ido.

—Lo siento me entretuve ayudando a unos chicos a guardar el material utilizado y no medí el tiempo incluso ya se está poniendo el sol. — Comentaba el ojiazul, mirando hacia la ventana donde se podía observan una mezcla de tonalidades anaranjadas y azules.

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⏰ Última actualización: Sep 07 ⏰

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