IX

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Aún era temprano para caminar por aquellas casi desérticas calles, había algunas personas que al igual que él habían decidido madrugar más de lo acostumbrado, al paso de estas podía ver a algunas personas barriendo la entrada de su casa o saliendo para trabajar. Caminaba a paso lento, pues no había prisa por llegar a un salón posiblemente vacío. Sin notarlo llegó al templo donde vivía el arquero y por alguna extraña razón empezó a sentirse nervioso, más porque estaba a punto de pasar por la entrada —¿Estará en casa o ya se habrá ido?, ¿debería pasar? — se preguntaba.

No tuvo tiempo de meditarlo ya que en ese momento Doumeki iba saliendo de aquel lugar, Watanuki al verlo detuvo su caminata. El moreno volteó hacia donde estaba el otro sorprendiéndose al instante.

—¿Me estabas esperando? — Demandó el más alto.

—¿Eh?... no, yo solo iba pasando, solo es una coinci... —Se calló en ese instante recordando a Yuuko con el típico "no existen las coincidencias..."

—Bueno, solo lo decía porque estas parado aquí afuera del templo donde vivo

—Ya te dije que te equivocas... solo me dirigía al colegio, como vengo de la tienda tengo que pasar por aquí... es el camino más cercano

Doumeki se estaba divirtiendo bastante con la reacción de Watanuki, le entendía, pero el ver su balbuceo, sus explicaciones y ese sutil sonrojo que asomaba en sus mejillas solo le provocaban más ganas por molestarlo y hacer que ese tono rojizo aumentara. Una idea cruzó por su mente, pero si lo hacía ahí posiblemente sería molido a golpes por el otro chico. Sin pensarlo demasiado e ignorando los reclamos tomó una de las manos del menor y lo llevo adentro del templo, cerca de un árbol y unos arbustos que estaban casi pegados a una barda que protegía aquel lugar.

—¿Qué rayos hacemos aquí?

El arquero hizo oídos sordos a la pregunta de Watanuki, llevó ambas manos a las mejillas del más bajo haciéndolo elevar ligeramente el rostro, acercó el propio y juntó sus labios con los del menor, dando inicio así a un tierno beso que poco a poco se volvió uno necesitado. El menor correspondió al instante, pues aunque jamas lo aceptara quería ese tipo de contacto con el otro. Se separaron cuando el oxígeno en sus pulmones empezó a ser necesario, las mejillas de Watanuki estaban igual de rojas que sus orejas, Doumeki le brindó una leve sonrisa sin separarse demasiado del rostro del menor.

— Buenos días— Le dijo Doumeki en tono juguetón.

—Bu-buenos días

—Esta es una excelente manera de empezar el día, debería ser siempre así, ¿no crees?

El comentario del más alto provocó que la vergüenza de Watanuki aumentará, sus sentidos estaban bloqueados impidiendo así poder responderle.

—¿Acaso te comió la lengua el ratón? — Preguntaba en tono ronco cerca del oído del chico — Para eso... mejor te la como yo

—¿Ehh? — Watanuki se sonrojo violentamente, empujando al chico para poder liberarse del acorralamiento en el que estaba. — ¿¡Qué diablos dices? ¡Idiota!... —Nunca creyó que sentir el aliento del chico cerca de su oreja le hubiera provocado un escalofrío. — ¡ah! ¡No puedo creer que haya aceptado salir con un completo idiota! —Decía alarmado mientras salía a paso veloz de aquel lugar.

Un calorcito surgió en el pecho de Doumeki al notar que Watanuki no negaba su relación sino todo lo contrario, viendo que comenzaba a alejarse le dio alcance rápidamente para caminar a su lado.

—Lo siento, es solo que eres demasiado lindo

— Cállate ya, deja de decir todas esas cosas... Mejor ayúdame con la caja del almuerzo, siquiera ten la consideración de cargarla, ya que prácticamente eres tú el que se zambulle todo.

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