Tierras Altas de Escocia, 30 de octubre de 1994
—¡No me lo puedo creer! —exclamó Ron asombrado cuando los alumnos de Hogwarts, formados en fila, volvían a subir la escalinata tras la comitiva de Durmstrang—. ¡Krum, Harry! ¡Es Viktor Krum!
—¡Ron, por Dios, no es más que un jugador de quidditch! —dijo Hermione.
—¿Nada más que un jugador de quidditch? —repitió Ron, mirándola como si no pudiera dar crédito a sus oídos—. ¡Es uno de los mejores buscadores del mundo, Hermione! ¡Nunca me hubiera imaginado que aún fuera al colegio!
Cuando volvían a cruzar el vestíbulo con el resto de los estudiantes de Hogwarts, de camino al Gran Comedor, Harry vio a Lee Jordan dando saltos en vertical para poder distinguir la nuca de Krum. Unas chicas de sexto revolvían en sus bolsillos mientras caminaban.
—¡Pero bueno! —bufó Hermione con desdén al adelantar a las chicas, que habían empezado a pelearse por el lápiz de labios.
—Voy a intentar conseguir su autógrafo —dijo Ron—. No llevarás una pluma, ¿verdad, Harry?
—Las dejé todas en la mochila —contestó.
La emoción parecía haberse calmado un poco. Todos esperaban que la tercera delegación, la de Ilvermorny, hiciera su entrada en cualquier momento. Sin embargo, pasaban los minutos y no había señales de ellos.
Dentro del Gran Comedor, las velas flotaban como siempre, y las mesas estaban dispuestas, aunque aún no había señales de la cena. Harry Potter y sus amigos, junto con el resto de los estudiantes, se sentaron en sus mesas, murmurando entre ellos.
—¿Dónde están los de Ilvermorny? —preguntó Ron, mirando hacia la gran puerta del salón—. Ya deberían estar aquí, ¿no? —dijo mostrando impaciencia.
—Debe de haber algún retraso —dijo Hermione, consultando el reloj—. Quizás el viaje desde América es más complicado de lo que pensábamos.
Harry se quedó en silencio, su mirada fija en la entrada. La expectativa empezaba a volverse incómoda, y el Gran Comedor estaba lleno de un murmullo nervioso.
Pasaron varios minutos más, y justo cuando algunos estudiantes empezaban a pensar que la delegación estadounidense no llegaría esa noche, un sonido distante comenzó a llenar el aire. Las grandes puertas del Gran Comedor se abrieron de golpe, y un fuerte viento acompañado de una luz brillante invadió el espacio.
Los estudiantes de Ilvermorny hicieron su aparición, un poco retrasados, pero avanzando con una seguridad inquebrantable. Encabezando la procesión, el director Fontaine caminaba con paso firme, una sonrisa tranquila en su rostro, como si ya supiera que la presentación sería inolvidable.
Detrás de él, los ocho estudiantes de cuarto y quinto año avanzaban en parejas, formando una fila impecable. Sus túnicas azul marino y cranberry destacaban bajo las luces del Gran Comedor, añadiendo un toque de sofisticación al ambiente.
Hermione no pudo evitar fijarse en una de las chicas al frente. Tenía el cabello negro largo y sedoso, ojos color azul cielo, tez blanca con las mejillas ligeramente rosadas, contextura delgada y alta. Era muy bonita. Caminaba con una elegancia natural, su postura erguida y sus movimientos fluidos. Hermione, aunque no lo expresó en voz alta, se sintió cautivada por la presencia de aquella joven.
Los estudiantes de Ilvermorny se detuvieron en el centro del Gran Comedor. Fontaine, con un leve movimiento de cabeza, dio la señal para que comenzara el espectáculo. De inmediato, las varitas se alzaron al unísono, y en el aire aparecieron figuras brillantes. Un ave de trueno desplegó sus alas, irradiando un resplandor dorado, mientras que a su lado, una serpiente cornuda sinuosa y elegante se elevaba, sus escamas plateadas reflejando las luces del salón.
ESTÁS LEYENDO
Between Shadows & Stars; HERMIONE GRANGER
Fanfiction𝓨𝓸𝓾'𝓻𝓮 𝓲𝓷 𝓶𝔂 𝓫𝓵𝓸𝓸𝓭 𝓨𝓸𝓾'𝓻𝓮 𝓲𝓷 𝓶𝔂 𝓿𝓮𝓲𝓷𝓼 𝓨𝓸𝓾'𝓻𝓮 𝓲𝓷 𝓶𝔂 𝓱𝓮𝓪𝓭 Cassiopeia Black había vivido toda su vida en Norteamérica, asistía a Ilvermorny y tenía una vida tranquila. Pero ¿qué pasará cuando conozca un p...