23. Rita Skeeter

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Tierras Altas de Escocia, 18 de febrero de 1995

El crepúsculo teñía de oro y púrpura el cielo visible a través de las ventanas del dormitorio de los americanos. Cassie reposaba en una silla, mientras Alexander la miraba con determinación.

—Esta vez no me contendré, Cassie —advirtió Alexander, sus ojos brillando intensamente—. Un legeremante real no tendrá piedad.

Cassie asintió, su mandíbula tensa. El broche de Horned Serpent en su túnica brilló tenuemente, como si respondiera a su concentración.

—Estoy lista —declaró, levantando su mentón en desafío.

Alexander no perdió tiempo. —¡Legilimens! —susurró, su varita apuntando directamente entre los ojos de Cassie.

El asalto mental fue inmediato y brutal. Cassie jadeó, sintiendo como si un martillo invisible golpeara contra sus defensas. Visualizó su barrera: ya no era un simple muro, sino una fortaleza completa, con torres altas y fosos profundos, como si fuera su propio castillo mental.

Alexander atacó sin tregua, buscando cualquier grieta, cualquier debilidad. Cassie sintió el sudor perlando su frente mientras luchaba por mantener su concentración.

Un recuerdo se filtró: Cassie de once años, observando con asombro cómo la gema de Horned Serpent brillaba ante ella durante la ceremonia de selección. Alexander se aferró a ese hilo de memoria, tirando con fuerza.

—¡No! —gruñó Cassie, empujando mentalmente. El recuerdo se desvaneció, pero Alexander ya había encontrado otro punto de entrada.

Imágenes comenzaron a parpadear rápidamente: Cassie estudiando hasta altas horas de la noche en la biblioteca de su sala común, practicando hechizos en el Gran Árbol, discutiendo teorías mágicas con Rowan y Gustavo.

—¡Concéntrate! —la voz de Alexander resonó en su mente—. ¡Usa tu intelecto, tu intuición! ¡Eres una Horned Serpent, Cassie! ¡Piensa!

Las palabras de Alexander tocaron algo profundo en Cassie. Sí, era una Horned Serpent, la casa de los eruditos, de los que buscan el conocimiento. Respiró hondo y, en lugar de simplemente empujar contra Alexander, comenzó a analizar su ataque.

Notó patrones en la forma en que Alexander buscaba entrar en su mente. Había una cadencia, un ritmo. Cassie adaptó sus defensas, anticipando los movimientos de Alexander. Su fortaleza mental se transformó, volviéndose fluida, cambiante.

Alexander intensificó su asalto, buscando desesperadamente una entrada. Pero cada vez que creía haber encontrado un punto débil, este se cerraba ante él.

Cassie sentía que su cabeza iba a estallar. El dolor era intenso, pero se negaba a ceder. Apretó los puños, sus nudillos blancos por la tensión.

Y entonces, de repente, todo se detuvo.

Cassie abrió los ojos, jadeando. Alexander estaba frente a ella, con una expresión de asombro y orgullo.

—Increíble —murmuró Alexander, limpiándose el sudor de la frente—. Cassie, eso fue... extraordinario.

Cassie parpadeó, confundida. —¿Lo logré?

Alexander asintió. —No solo me mantuviste fuera, sino que adaptaste tus defensas en tiempo real. Eso es magia de nivel avanzado, Cassie.

Una sonrisa cansada pero triunfante se dibujó en el rostro de Cassie. —Supongo que ser una erudita tiene sus ventajas.

—Sin duda —concordó Alexander—. Tu capacidad de análisis y adaptación es impresionante. Usaste tu mente de una manera que pocos magos logran.

Between Shadows & Stars; HERMIONE GRANGERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora