39. Tonks Y Sus Estúpidas Narices

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Islington, Inglaterra, 26 de diciembre de 1995

—¿Por qué tienes tanto té? —preguntó Hermione en cuanto entró al cuarto.

—Kreacher —respondió Cassie con una sonrisa—. Me dijo que una bruja tan noble como yo no podía perderse la hora del té.

—¿Sabe que eres americana? —preguntó la castaña, conteniendo la risa. Cassie asintió—. ¿Entonces por qué te trae té?

—Porque piensa que soy perfecta —respondió con serenidad—. En su mundo ideal, las brujas toman té a la hora correcta.

Hermione soltó una carcajada. —¿Te estás escuchando? Estás basando la perfección en tomar té a la hora adecuada.

—El té es perfecto, amor —replicó Cassie, ligeramente ofendida—. Además, esa no es mi idea de perfección, es la de Kreacher.

La pelinegra palmeó un espacio en la cama, invitando a Hermione a sentarse junto a ella. En cuanto lo hizo, la americana depositó un beso en su mejilla.

—¿Cuál es tu idea de perfección entonces? —inquirió la castaña.

—Tú —afirmó Cassie, sonriendo de manera encantadora—. Tú, los gatos y los cómics.

Hermione rodó los ojos divertida. —Yo estoy muy lejos de ser perfecta.

Cassiopeia negó con la cabeza y le dio otro beso en la mejilla. —Eso es porque no te has visto como te veo yo.

—Exageras —replicó Hermione con una sonrisa—. El amor que me tienes no te deja pensar con claridad.

Cassie soltó una risa. —¿Acaso dudas de mi buen juicio?

—Un poco —respondió con picardía.

—Lamento ser yo quien te diga que te equivocas —dijo la americana, besando su mejilla una vez más—. ¿Deseas té, mi amor?

—Por favor —respondió con dulzura—. No vaya a ser que vayamos en contra del mundo utópico de Kreacher.

Cassie rio suavemente. —Te quiero, mi niña bonita, ¿sabías?

—Te quiero mucho más, linda —respondió con una sonrisa—. Por cierto, ¿encontraste alguna otra cosa aquí?

—Encontré cuchillos —murmuró con inseguridad, no quería que Hermione la asociara con la locura de su tía—. Eran muy hermosos, pero los dejé en el cajón.

—Oh —respondió Hermione, tomando un sorbo de té—. Pues qué bueno que los dejaste ahí, eso es muy peligroso.

—No son peligrosos si los sabes usar —replicó Cassie, arqueando una ceja.

Amor... tú aún no los dominas —le recordó con calma—. Además, quedamos en que no tomarías nada más que los libros de tu tía.

—Lo sé, corazón —respondió agachando la cabeza—. Tampoco pensé en tomarlos, podrían estar hechizados.

—Correcto —dijo Hermione complacida, inclinándose para dejar un beso en su mejilla—. Me gusta cuando eres obediente.

Cassie esbozó una gran sonrisa, orgullosa de sí misma por complacer a Hermione. —¿Has hablado con tus padres?

—No —respondió sirviendo más té—. Prefiero escribirles en cuanto estemos en tu casa.

—¿Por qué?

—Porque me da menos cargo de conciencia —explicó encogiéndose de hombros—. Solo estaría mintiendo dos veces.

—¿Qué? —preguntó Cassie, al borde de la risa—. Explícame.

Between Shadows & Stars; HERMIONE GRANGERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora